Microcuentos estivales


 

 ¡Hola!:

A comienzos de Noviembre no pega mucho esta entrada, pero tengo el cuaderno a punto de finalizar y he descubierto estos microcuentos. Los escribí durante el mes de Julio y formó parte de la iniciativa de las cabañas de Celia Añó. 

Después de subir esta entrada, seguiré con el NaNoWriMo. Ya tengo la experiencia del año pasado así que sé cuáles son mis límites y hasta dónde no puedo llegar.

Espero que os guste esta entrada, cada día nos proponían una palabra y debíamos escribir un microcuento basado en ella.

1) Desierto rojo:

El avión del autor de "El Principito" no se estrelló en este desierto rojo. Los escorpiones y las serpientes gigantes lo habrían destrozado.

2) Calabazas parlanchinas:

 - Me harán una cicatriz falsa, como a Bowie.

- Pues yo quiero unos ojos maquillados, como Damiano David.

- Así no ganarás el 1º Premio de la Feria Anual de Calabazas.

- Lo importante es el carisma, no los adornos que lleves.

- ¡Somos calabazas, por el amor del Granjero! No se nos distingue unas de otras.

- Ya, pero... Sí, tienes razón. Al final terminaremos cada una con un bigote de mentira.

3) Podcast sobre el mar:

Buenos días, marítimos: Amanece otro día más sobre nuestra playa. El tiempo se prevé despejado y hemos cambiado las sombrillas blancas por unas de rayas. Si estáis demasiado lejos para venir, os dejamos 30 segundos de sonido de nuestras magníficas olas. Disfrutad.

4) Aprendiz silencioso:

Tomás nunca preguntaba nada al profesor. Aprobaba todos los exámenes y sus disecciones eran las de un profesional. Por eso, cuando la víctima nº 23 salió en todos los medios, nadie pensó en Tomás. Si él nunca hablaba.

5) Ciudad de ladrones:

Blue Ribbon prosperaba año tras año. Buenas carreteras, comercios exitosos y habitantes muy ocupados. No es para menos, ya que todos eran ladrones. Coches, botines y acciones de empresas. Cualquier cosa valía para hacer prosperar a Blue Ribbon.

6) Reencarnación:

No supo que era real hasta que lo descubrió por sí mismo. Él había muerto feliz, por lo que cuando abrió los ojos otra vez se extrañó. Sólo veía el azul del cielo con unos matices imposibles. Respiró hondo y le salió un silbido burbujeante. Quiso caminar y se impulsó aún más arriba. Entonces lo supo: era un águila. Sus antiguos recuerdos humanos apenas duraron unos segundos. Se desvanecieron hasta quedar sólo con el instinto de caza. 

7) Compraventa de sueños:

- Los sueños de infancia los compramos más caros, ¿lo sabía?

Clara asintió. Ya no necesitaba para nada sus sueños de la niñez. Al contrario, le pesaban como una mochila cargada de piedras. Y si le venían bien a alguien, mejor. El de la tienda le pagó una considerable cantidad. Clara no quería comprar nada, pero el sueño de una casa de muñecas la hipnotizó. 

Los anhelos de una niña. Por supuesto, los sueños eran anónimos. Clara compró el sueño y una nueva ilusión se aferró a su espalda.

8) Héroe de metal:

El soldado de acero se sentó a descansar. No sudaba, pero necesitaba recargar su batería. Salvar el mundo dos veces en la misma semana agotaba al más indestructible.

9) Cenizas:

El cenicero estaba a rebosar de cenizas. A pesar de todo, el chico tenía una voz clara y limpia. Damiano decía que fumaba para seducir, y vaya si lo conseguía.

10) Lluvia de perseidas:

El verano es estrellas. Se ven mejor que durante el resto del año, lo que hace que se muevan y pidamos deseos. El verano es miles de puntos brillantes de luz. Es ver caer una estrella y sentir su vértigo como propio.

11)Puertas infinitas:

Cada puerta daba a un recuerdo. Todas estaban cerradas, bien con llave o con cerrojo. A sus 92 años, las puertas eran infinitas e importantes a la vez. No podría permitirse perder ninguna puerta, como le pasó a su marido.

12) El fin de un sueño:

Ocurrió al llegar al mismo fondo del mar. Toda la vida preparándose para ello, hasta el clima debía actuar en su favor. Por eso, cuando su aleta derecha tocó el lecho marino, supo que ya nunca subiría a la superficie. Ya no tenía ningún sueño por el que vivir.

13) Un último vuelo:

Ícaro sabía que sería el último. Moriría durante la caída o en el aterrizaje, pero nadie jamás vio las nubes tan cerca como él. Volar bien valía su vida. 

 14) El hilo de oro:

Sólo pudo llevar un hilo de oro bordado en su vestido blanco. Brillaba como la luz del Sol y Ginebra se sentía muy bien llevándolo. Una noche salió a pasear con el vestido y un carruaje paró a su lado. La reina quería ver de cerca el hilo de oro.

15) Fuente perdida:

Cuando dejó de echar agua, la fuente se perdió entre las enredaderas y los olmos. Un día de verano, un pajarito picoteó la fuente. Esta respondió con un hilillo de agua cristalina.

16) Sirena quejumbrosa:

Con el pelo cubierto de conchas y de algas, la sirena se sentó enfurruñada sobre una roca. De lejos veía a los humanos, con sus cabelleras brillantes por la sal del mar. Se quejó a una gaviota, que le hizo caca encima.

17) Luna roja:

Parecía una herida abierta. Un tajo en mitad del satén negro de la noche. Ni una estrella se atrevía a salir. Los habitantes de la Luna se escondían cuando su hogar tomaba ese macabro color.

18) Cuervo profeta:

Apoyado en el maizal, el cuervo bajó la vista. Un ratón hizo un agujero y se metió en la tierra. La tarde era asfixiante y el cuervo ahuecó las plumas. La Luna brillaría con fuerza esa noche y después vendrían las lluvias. El cuervo lo sabía. 

19) Espectros de noche:

Alargadas sombras gris plata en la noche estrellada. Se mueven un par de metros y se paran. Las luces de los coches les pasan rozando pero no les ven. Una sombra se cuela por la ventana. Es más oscura que la penumbra del dormitorio.

20) Carreras de escorpiones:

Era sencillo hacerles correr. Sólo había que soltar a los escorpiones sobre la arena a mediodía. Estos saltaban del saco y corrían veloces. Los niños de la línea de meta tenían otro saco abierto para recibirlos. Si no les picaban antes, claro.

21) Llueve fuego:

Todos los paraguas del mundo se destruyeron. Al no caer agua del cielo ya no eran necesarios. En su lugar, se sustituyeron por trajes de hierro fundido. Si te pillaba una tormenta en verano, ya podías darte por muerto.

22) Posada de los finales tristes:

A esta posada no se va a beber. Cuentas tu historia en la puerta y la dueña decide si pasas o no. Dentro es diferente, no tan tétrico como fuera. Hablas con quien quieras y descubres miles de vidas arrebatadas por la soledad, el desprecio y el odio. Pero aquí estás a salvo.

23) Los viajes de un gato:

Del arenero al balcón. Del balcón al sofá. Del sofá a beber agua. Cuando ya no tiene sed, a la ventana. De la ventana al pasillo. Del pasillo a comer. De comer a su cama. De su cama a la tuya.

24) Alquimia secreta:

- Todo consistía en mezclar pócimas en tubos de ensayo hasta dar con la fórmula de la invisibilidad- dijo Claudia después de explotar su casa por quinta vez.

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