La teoría de Delilah 1.2


Delilah tenía los ojos azules, aunque eso se supo meses más tarde. Rebecca, cuando no estaba trabajando en el hospital, le compraba peluches, ropa, rebuscó entre sus libros de cuando era pequeña para contarle historias a Delilah.
La niña por su parte crecía, no a un ritmo normal, pero se mantenía estable, los pinchazos dejaron marcas en sus brazos de todos modos. No habían venido a por ella, así que cuando estuviera lo suficientemente fuerte para salir del hospital iría a un centro de acogida. Rebecca y los demás seres del hospital lo sabían pero no querían pensar en ello todavía porque estaban muy felices de tener a Delilah entre ellos.
Con el paso de los meses la niña ya reconocía las caras de las personas e intentaba hablar con ellos.
- Me la voy a quedar.- dijo Rebecca una tarde mientras merendaba con Delilah y otra enfermera.- Voy a tramitar los papeles y Delilah será mi hija adoptiva.
La niña se giró al oír su nombre, estaba sentada en las rodillas de la otra enfermera, mirándola.
- Puedes ser una buena madre, si no la reclaman, claro.
- ¿Quién va a venir a por ella? Ha pasado un año y medio, su madre ni siquiera sabrá que sigue viva.

En la sala de descanso de los seres del hospital, Delilah se sentía en las nubes. Había un sofá en el que la dejaban boca arriba mirando al techo desconchado y la lámpara. Delilah abría y cerraba las manos intentando coger la luz.
Los seres del hospital sabían que Delilah viviría y sería una niña normal y más ahora que Rebecca se había ofrecido a hacerse cargo de ella para siempre.

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