Delilah debe su nombre a que su padre y su madre se conocieron en una discoteca en la que sonaba "Delilah" de Tom Jones, y ellos se miraron a los ojos y salieron a bailar esta canción. Las luces se apagaron y....
En verdad no fue así. Delilah debe su nombre a la gata preferida de Freddy Mercury, a la que también dedicó una canción y lo acompañó en su misma cama cuando éste murió de Sida. La afición de sus padres no era bailar precisamente. Delilah nació con el síndrome de abstinencia, así que el primer biberón de leche artificial vino acompañado de una inyección de metadona para superar el mono.
Las enfermeras tenían mucho miedo por Delilah, porque convulsionaba, agitaba sus piernecitas y bracitos y le faltaba el aire. Delilah necesitaba la heroína que su madre se inyectaba en sus venas quemadas, le dijeron que si dos semanas antes hubiera dejado de pincharse, Delilah habría nacido sana. ¿Le importó? No porque le esperaba lo de siempre desde que tenía 14 años: aceras frías, camellos...
La pequeña Delilah quedó al cuidado del hospital y sus habitantes. La leche artificial la vomitaba, empezaba a temblar, le pinchaban metadona, dormía, se despertaba, la volvían a pinchar, se volvía a dormir...
Ni siquiera sabía quién era su padre porque cuando su madre supo que estaba embarazada, su padre se había ido del país. Era como ella, un yonki de poca monta, aunque con más suerte porque tenía algo de dinero que le permitía viajar cuando se metía en problemas de juego o de drogas.
Al llegar la noche, una de las enfermeras de ese turno le ponía "Delilah", de Tom Jones, cerca de su incubadora totalmente cerrada, porque la niña no dormía por la noche si no la pinchaban antes. Abría la cubierta de cristal, cogía su cuerpecito helado y le pinchaba en un brazo. Los primeros días se retorcía, pero al final se terminó acostumbrando. Después, cerraba los ojitos y se dormía.
Entonces esta enfermera, a la que llamaremos Rebecca, ponía la canción y la miraba dormir. En cerca del año y medio que Delilah estuvo ingresada, nadie fue a visitarla.
Comentarios
Publicar un comentario