La otra parte de la historia 1.1

En la última parte de la historia dejamos a Delilah felizmente instalada en casa de Rebecca. La recién iniciada convivencia fue tan fácil que Rebecca estaba impresionada, así que por el momento van a estar tranquilas, empezando a disfrutar de su nueva vida.
El único pequeño problema que podría haber es que Delilah no se acostumbraba al total silencio, ya que extrañaba los ruidos de las máquinas y de los seres del hospital. Pero eso fue sólo las primeras semanas, hasta que empezó a tranquilizarse por sí sola para dormir...
La tranquilidad no era precisamente el fuerte de la vida de Matthew, residente en Nyssa, Missouri. Si importa su descripción física diremos que es un chico cercano a la treintena, con media melena castaña y los ojos verdes. Para añadir más detalles es bastante alto y tiene complexión atlética, aunque no hace deporte.

Por el día y por la tarde dibuja en blanco y negro, entregando sus dibujos a su mejor amigo, que luego los tatúa a precios muy elevados en su estudio de Kansas. Como es lógico, su amigo se lleva todo el mérito, pero a Matthew no le importa, siempre que esté asegurada su vida en Estados Unidos.
Cómo se conocieron merece otro trozo de historia aparte, que tendrá.
Las horas de luz las dedicaba a dibujos propios y extraños y las noches, a intentar dormir. Tomaba antidepresivos, ansiolíticos, tranquilizantes y calmantes, pero no conseguía jamás un sueño profundo. ¿Por qué? De hecho Matthew no tenía excesivos problemas, ni una grave enfermedad, vivía cómodamente en Nyssa y aunque tuviera conflictos internos, como todos, no tenían especial relevancia. O al menos, no tanta como para que no pudiera dormir ni una sola noche bien desde que salió de Reino Unido.

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