Luces Rojas

Las luces rojas son cosas que no deberían estar donde están, y en cambio, lo están. Son cosas que ves (o que tus ojos creen ver) y no tienen sentido lógico.
Si el final de la película Buried me dejó con la boca abierta literalmente y dándole vueltas varios días, Luces Rojas no se quedó atrás.
Dirigida por Rodrigo Cortés y protagonizada por un ciego Robert de Niro que sorprende, sobre todo al final, Sigourney Weaver y Cillian Murphy, es una película que hace reflexionar después de haber salido de la sala de cine. Ves el final pero no te queda claro, y entonces empiezas a recordar escenas a ver si se te ha escapado algo, alguna luz roja que no has logrado ver.



Margaret Mason (Sigourney Weaver) es profesora de universidad que, acompañada de Tom (Cillian Murphy) estudian fenómenos paranormales buscando una explicación lógica y científica. Más adelante se les une Sally (Elisabeth Olsen). Hace treinta años Simon Silver (Robert de Niro) se retiró de su espectáculo de magia sobrenatural porque un periodista que estaba en su contra murió de un infarto en la sala.
Ahora ha vuelto a los escenarios y Tom se propone investigarlo y desmantelar su espectáculo, como han hecho él y Margaret con muchos otros.
Entonces las luces rojas empiezan a aparecer. ¿Son provocadas por Simon Silver? ¿Por Tom? ¿O porque hay algo que en verdad no cuadra ni al final de la película?
Casi dos horas de cinta que no pasan desapercibidos, aunque en la sala no hubo aplausos al acabar, igual que con Buried. ¿Será por el impacto final?
Añadir también que es una película para ir casi con un cuaderno, porque tiene trozos de diálogo que son auténticas joyas.
Para terminar solo pondré la frase final de la película, que en sí no desvela nada, pero que aún escucho:
"No puedes negarte a tí mismo. No puedes negarte siempre"

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