"Los Miserables", de Tom Hooper



"Los Miserables" no deja indiferente a nadie. Antes de ir a verla leí críticas que habían puesto al público en pie aplaudiendo al final de la película (Este no fue mi caso). Bien es cierto que tenía una idea equivocada acerca de ella. Pensaba que tenía trozos de musical o canción cantada, pero no es así. De las 2 horas y 40 minutos de cinta, el... 96% es cantada. Cantada, que no musical. Musical es coreografía, y Los Miserables tiene canciones demasiado intimistas para ser considerado musical. De sobra es conocida la actuación de Anne Hattaway en "I dreamed a dream" pero Samantha Barks (Éponine) en "On my own" no es indiferente.
La película está basada en la obra homónina de Victor Hugo (aún no he tenido el placer de leerla) y en el musical con el mismo nombre. Hugh Jackman protagoniza la película interpretando a Jean Valjean, ex-convicto perseguido por Javert (Rusell Crowe) durante prácticamente toda su vida.
Anne Hattaway es Fantine, que se ve obligada a mantener a su hija Cosette realizando todo tipo de trabajos. Todo esto ambientado de 1815 en adelante, en París con ganas de revolución y libertad que no está al alcance de todos desgraciadamente.
Pero también hay cabida para el amor. La preciosa Amanda Seyfried (Cosette) ahijada de Jean Valjean, se enamora de Marius (Eddie Radmayne) en plena batalla y con todo en contra.
Al día siguiente me descargué la banda sonora y la tengo oída muchísimas veces. Quizá a todos los públicos no guste esta película, porque (afortunadamente) no está traducida con voz al castellano y hay que leer subtítulos. Esto es, quizá, lo que puede echar un poco para atrás a la hora de verla. Pero también decir que, de no ser así, la película no sería la misma. Porque, a diferencia de las demás películas musicales, las canciones de Los Miserables no están grabadas en un estudio y después, interpretadas en playback, si no que cantan todos en directo. Se nota. Se nota muchísimo, grababan con un pinganillo con un piano en la sala de al lado a la vez que interpretaban. Un reto. Tanto es así, que Eddie Radmayne tuvo que interpretar su canción final durante 21 veces.
Está nominada a varios Globos de Oro y a los Oscar, pero se lleve los que se lleve, hacía muchísimo que no sentía ver un peliculazo en el cine, aunque en mi sala la gente saliera indiferente y criticando que no hubiera nada en castellano.
Hay gustos para todos, pero Los Miserables merece la pena verla una y otra vez. 

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