"Anna Karenina", de Julien Duvivier

"La gente me llama falsa. Es verdad. No sería apropiado ser honesta. Una moneda tiene dos caras y en la vida hay que mirar a ambos lados."

1948 fue uno de los años en los que se elaboró otra versión de la novela Anna Karenina, de Leon Tolstoi. Antes de esta hubo adaptaciones en 1914, 1915 y 1935, llegando después varias más hasta la más reciente protagonizada por Keira Knightley.
Antes de ir al cine a verla, me descargué esta versión, sin conocer nada de la historia de Anna Karenina. Es verdad que, aunque me encanta el cine clásico, esta película se hace un poquito pesada a veces, y eso que la gran historia de amor que la enmarca es bastante intensa.
Anna Karenina es la hermana del príncipe Stepán Oblonski que viaja a Moscú para ayudar a su hermano en su crisis matrimonial, dejando en San Petersburgo a su marido, Karenin, y a su hijo. Días después regresa a su casa, sin saber que el conde Alekséi Vronsky se ha fijado en ella y viaja en el mismo tren.

Aquí, o un poquito antes, empieza el amor entre ellos. Debido a la alta posición de ella y a su matrimonio, se ve inviable que su relación con Vronski llegue a buen puerto, pero ninguno de los dos renuncia por el momento a lo que siente.
Esto provoca chismorreos y miradas airadas entre los compañeros de alta sociedad de Anna, que empiezan a criticarla. Su marido le pide el divorcio y se marcha de San Petersburgo, llevándose al hijo de ambos consigo. Anna sigue viéndose con su amante, preocupándose cada vez menos por lo que la sociedad opina de ella.
Hay críticas de todo tipo, de esta película y de la actual, aunque en mi opinión, sin haber visto todavía la de 2013, creo que el conde Vronski es más llamativo y real en la película de 1948.Vivien Leigh soporta todo el peso de esta película de forma impactante.
Por otro lado, admiro muchísimo a Keira Knightley, por lo que estoy casi segura de que ella no me va a decepcionar.
Así que, si queréis un romance a la antigua usanza (aunque un poquito pobre, dada la época en la que vivimos ahora) Anna Karenina es una buena opción.


"No hay que escribir sino en el momento en que cada vez que mojas la pluma en la tinta, un jirón de tu carne queda en el tintero."

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