"Dirty Dancing", de Emile Ardolino

("Time of my life", extraída de un álbum de Frankie Previte, 1981, versionada por Bill Medley y Jennifer Warnes y ganadora del Oscar a Mejor Canción en 1987)
"Nadie arrincona a Baby"


Dirty Dancing es una película que no pasará de moda. Nacida hace 25 años y con una nueva versión en 2011 (que no he visto ni tengo intención) este clásico del cine de los 80 es uno de los recuerdos de infancia que guardo con más cariño.
Mi tía era muy fan de Patrick Swayze, tanto que, si no era esta, era Ghost, o eran revistas en las que se hablaba de él. Vi Dirty Dancing cuando no tenía edad para hacerlo, y después. Tengo aún guardado el VHS que le robé con la película grabada de una de las tantísimas veces que la emitieron en Televisión Española.
Puede decirse que me sé los diálogos de memoria y que aún no he tenido oportunidad de bailar el "Time of my life" de forma adecuada xD.
Dirty Dancing no es, por sí misma, más que otra historia de amor en la que ambos desean vencer los obstáculos sociales que los separan. Lo que le da la vida y la esencia es su preciosa banda sonora.
El encargado de seleccionar la música para la película fue Jimmy Lenner, que intentó con su obra relanzar la música de los 60.

"Yes", "She's like the wind" (cantada por Patrick Swayze), "Hungry eyes" de Eric Carmen y el tema central de la película fueron los singles más vendidos en 1988 y se han lanzado varias versiones de la banda sonora en distintos formatos, y con canciones que se quedaron fuera de la primera versión de 1987, como "Do you love me".
Casi todas las canciones de esta película guardan algún significado para mí, siempre relacionado con algo imposible de olvidar.
Puede que algunos la consideren película para adolescentes, pero ¿quién no ha querido recibir alguna vez una clase de baile de Johnny Castle? ¿O vivir unas vacaciones inolvidables en ese maravilloso hotel?
Quizá no tenga el guión más elaborado del mundo o la historia más espectacular, pero Dirty Dancing te hace sentir como si fueras un adolescente de nuevo, y esa sensación no tiene precio.


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