Siempre he sido una persona demasiado reflexiva y terca. El 99% de las veces me trae problemas, que se acaban solucionando antes o después (o no se solucionan) pero lo que más me duele son los errores que mi actitud (o la mezcla de ésta con las circunstancias) trae consigo.
Más de una vez he intentado modificar mi carácter para ser más accesible, pero lo he conseguido con muy pocas personas. Además, mi accesibilidad real (sin fisuras) fue hecha realidad sin modificar mi carácter ni un ápice.
No sé por qué esta noche me ha dado por pensar en mis errores, en el dolor que podría haber evitado. No me considero una santa pero tampoco voy dañando como si fuera un deporte. Sí que tengo que dar la razón a las personas que me quieren de que puedo herir mucho con mis palabras.
Esto no es un propósito de enmienda ni un lamentar por los errores que cometí en el pasado, si no un recordatorio (porque aunque tenga bastantes párrafos así en mis cuadernos) de que el pasado no se puede borrar.
Puede que se empiece de cero varias veces a lo largo de la vida, pero los fantasmas de tus errores van a viajar contigo quieras o no.
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