Sons of Anarchy, de Kurt Sutter


"Come join the murder
Soar on my wings
You'll touch the hand of God
And he'll make you king"

Empecé a ver SAMCRO hace dos veranos por culpa de un compañero de clase que intentaba vestir como Jax Teller hasta que me recomendó verla.
Al principio no me gustó demasiado, no era mi estilo (tiroteos, drogas, persecuciones policiales) pero poco a poco fui empatizando con las situaciones y con los personajes.
De las primeras temporadas recuerdo (veía un capítulo o dos al día) a Tara intentando huir de Charming, a Gemma (siempre la defendí, aún cuando todo se ponía muy feo) uniendo el puzzle que se rompía con cada nueva traición, los líos con los nombres de las bandas  y las fronteras...
Semana tras semana ansiaba el momento de sentarme frente al ordenador para viajar al soleado Charming, escuchar la intachable banda sonora y, por qué no, recrearme también la vista con Jax y Opie.

Sons of Anarchy pasó de ser una serie más a ser de mis favoritas cuando me descubrí llorando (no sólo durante el capítulo, si no un rato largo después) por la muerte de Opie. ¿En qué momento había pasado?
Me quedé pensando unos días porque no suelo llorar con películas ni series, así que me di cuenta de que la implicación emocional ya era importante. A partir de ese momento veía los capítulos con otros ojos, de una forma más profunda que el mero entretenimiento.
Hasta que llegó el final de la sexta temporada y se convirtió en un sufrimiento continuo, no deseas que nadie sufra, que nadie muera, que se rompan las cosas que hasta ese momento funcionaban... pero no quedó más remedio.
En determinadas situaciones de la serie, si no se avanzaba, se moría.
Los lazos se estiraron tanto que se rompieron en el último capítulo. Desde que vi a Jax dejar sus deportivas blancas y poniéndose las botas sabía lo que pasaría al final.
Para mi sorpresa, aguanté sin llorar todo el capítulo. Lloré después.
Se me encogía el corazón con cada "despedida", con cada gesto de todos que también sabían lo que iba a ocurrir al final de esa tarde...

El momento final (con el pan manchado de vino, mucha gente le asigna que es como un símbolo religioso, hasta llegando a comparar a Jax con Jesucristo, por el último gesto que realiza este) fue una liberación, como el final de Breaking Bad.
Fue quitarse un peso de encima, y, desde el punto de vista realista, necesario para no convertir esta joya en una baratija de mercadillo.

He leído que el grandioso Kurt Sutter (Otto en la serie) quiere hacer la precuela de cómo se formó el club. Espero que no tarde mucho en rodarla porque me gustaría ver cómo se creó todo, las leyes del club, a Clay y a John Teller y el por qué un club de motociclistas.


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