"Mad Men", de Matthew Weiner



Mucho se ha hablado y escrito sobre Mad Men y su reciente final.


#TheEndOfAnEra era la etiqueta utilizada para referirse a los últimos capítulos de esta gran serie.
Y es que para muchos ha supuesto el fin de una forma de hacer televisión, de una época (Mad Men empieza en los años 50 y acaba en 1971) e intachable en guión, vestuario, escenarios, etc.
En el primer capítulo, el gran desconocido (hasta incluso el final) Don Draper aparece cambiándose de camisa en la oficina, con un cajón repleto de ellas bien dobladas. Se nos presenta como un mujeriego, bebedor y descarado, a pesar de tener una "familia perfecta": una esposa guapísima, dos hijos preciosos, una casa en las afueras, un trabajo muy bien pagado.
Entonces, ¿qué puede funcionar mal en la vida de este publicista de éxito? Ya nunca se sabrá porque a lo largo de las temporadas aparece con diferentes mujeres, todas distintas, a todas las adora, de todas se despide.


Él es el protagonista, pero las mujeres lo engloban todo y hacen Mad Men una gran serie. No se encuentran solamente las mujeres de Don, también aparecen trabajadoras que, como él aunque sin tanto éxito al principio, nadan en el mar de tiburones de la publicidad.
Destaco con mucho cariño a Peggy Olson, que sale también en el primer capítulo como una chica inocente que entra a trabajar como secretaria de Don Draper. A lo largo de la serie su relación se consolida, en mi opinión, como la más completa y bonita de todas las que podemos ver en Mad Men.





El segundo pilar es Joan Harris. El mujerón por excelencia (mujerón por fuerte, valiente y decidida) al que, ahora con el final a la vista, no se le puede echar nada en cara. Es cierto que muchas veces se ha aprovechado de su físico para conseguir sus objetivos, pero, ¿qué otra podía hacer?
Joan no se resigna a compartir su vida al lado de un hombre sin seguir "esa luz que no puede apagar" como ella la llama.

En tercer lugar se encuentran Betty y Sally, mujer e hija de Don Draper. Betty es la esposa perfecta, muy guapa, obediente pero con un mundo interior oscuro que nunca sale a la luz y, cuando lo hace, sorprende a todos.
Recuerdo cuando dispara a las palomas en la primera temporada.
Betty es caprichosa, ha tenido suerte en la vida, pero aún así no es hasta el final de la serie cuando su "mente" coge otro rumbo más maduro y decide estudiar Psicología.
Sally empezó la serie siendo una niña y la termina siendo una mujer, literalmente. Con unos padres un tanto raros, ella ha tenido que ir forjando su camino sola en un mundo de adultos que no entendía pero en el que se desenvuelve muy bien al final.


 Se puede decir que Mad Men no es un plato para todos los paladares, ya que no ocurren escenas especialmente impactantes, la trama no cambia de un momento a otro y no tiene giros inesperados (algunos sí, pero se esperan de todos modos).
Es la vida diaria. Con sus intrigas, su día a día pesado, con sus momentos de inspiración que hacen que todo cambie y que determinan el futuro, en este caso, de los personajes.
A título personal, es el primer final de una serie que cuando lo recuerdo, me hace sonreír. En el primer segundo no me gustó, pero al final se entiende todo.
Don Draper ha cumplido su sueño y con él, el de muchas personas.


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