No sé por qué me ha dado por escribir esto hoy, será porque estoy leyendo un libro de segunda mano con las hojas muy amarillas y mi primer libro también las tiene así.
Siempre me ha gustado leer, no sé de dónde me viene porque en mi casa nadie lee, creo que fue porque mi padre me leía antes de dormir, hasta que empecé a coger los libros por mí misma y a dormirme yo.
Mi primer libro me llegó con 11 o 12 años y fue "El camino", de Miguel Delibes. Quizá algo adulto para la edad que tenía porque no entendería muchas palabras ni muchas situaciones hasta mucho después, pero a partir de ahí empecé a tener siempre un libro bajo el brazo hasta hoy.
Recuerdo una época que hasta me sentaba con el libro a comer hasta que me lo quitaban de las manos. Siempre hay un libro en mi mesita y cuando no tengo mesita, a los pies de la cama.
He intentado probar a leer primero con el móvil y si hasta me resulta cómodo, comprar un libro electrónico, pero no puedo. No me gusta ver un x% leído y no saber cómo voy o cuántas páginas me quedan sin verlas físicamente.
Valgan estas pocas líneas para recordar mi primer libro "de mayor", porque los del colegio ya se me quedaban pequeños y porque gracias a este primero, vendrían muchísimos más, unos dolorosos, otros sin pena ni gloria, otros interesantes y todos mi válvula de escape de la realidad.
"Le dolía que los hechos pasasen con esa facilidad a ser recuerdos; notar la amarga sensación de que nada, nada de lo pasado, podía volver a repetirse"
Siempre me ha gustado leer, no sé de dónde me viene porque en mi casa nadie lee, creo que fue porque mi padre me leía antes de dormir, hasta que empecé a coger los libros por mí misma y a dormirme yo.
Mi primer libro me llegó con 11 o 12 años y fue "El camino", de Miguel Delibes. Quizá algo adulto para la edad que tenía porque no entendería muchas palabras ni muchas situaciones hasta mucho después, pero a partir de ahí empecé a tener siempre un libro bajo el brazo hasta hoy.
Recuerdo una época que hasta me sentaba con el libro a comer hasta que me lo quitaban de las manos. Siempre hay un libro en mi mesita y cuando no tengo mesita, a los pies de la cama.
He intentado probar a leer primero con el móvil y si hasta me resulta cómodo, comprar un libro electrónico, pero no puedo. No me gusta ver un x% leído y no saber cómo voy o cuántas páginas me quedan sin verlas físicamente.
Valgan estas pocas líneas para recordar mi primer libro "de mayor", porque los del colegio ya se me quedaban pequeños y porque gracias a este primero, vendrían muchísimos más, unos dolorosos, otros sin pena ni gloria, otros interesantes y todos mi válvula de escape de la realidad.
"Le dolía que los hechos pasasen con esa facilidad a ser recuerdos; notar la amarga sensación de que nada, nada de lo pasado, podía volver a repetirse"
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