"Un grito al cielo" (1982) es la historia de la vida de Marc Antonio Treschi, un noble veneciano cuya vida está escrita desde su nacimiento. Su padre, Andrea, dejará en herencia a su hijo un buen apellido veneciano y un cargo en el Senado, con todo lo que eso conlleva. Marc Antonio, encerrado con su joven madre, Marianna, en el palacio, escucha cantar desde su ventana a los cantantes de Venecia y sus canciones de amor. Él empieza contestándoles desde la ventana y arrojándoles joyas.
En el otro hilo de la historia, Guido es un joven al que han castrado cuando tenía 6 años. No por placer, si no por pobreza. Su vida transcurre en el conservatorio de Nápoles, aprendiendo canto y música, preparándose para su gran debut en Roma al cumplir los 18 años. Entonces, empezará su vida de verdad. Cantará en iglesias, en fiestas privadas, en los mejores palacios de todo el mundo.
Las vidas de estos dos personajes se cruzan y se lían para el resto de sus vidas. Todo ello con el carnaval de fondo, las calles de Roma y del Vaticano, los pasillos de palacios enormes, y las dudas y los deseos de los personajes. ¿Hombre, mujer, ambos o ninguno?
Este libro trata un tema del que sabía muy poco, los "castrati", los niños a los que se les privaba de su virilidad para convertirlos en los mejores cantantes del mundo. Sus deseos sexuales, sus interrogantes, su entrega a la música.
Tanto por mi admiración a Anne Rice, como por la intensidad de la historia, "Un grito al cielo" ha pasado a formar parte de mi lista de libros favoritos.
"Mi señor, que Dios me perdone si me equivoco,
¿no es cierto que ese pecado ya ha sido cometido?
¿Que por nuestra mutua pasión ya hemos sido condenados?
No habéis mandado llamar a vuestro confesor, yo no lo tengo,
y si muriéramos ahora,
¿no arderíamos para siempre en el infierno tanto como si
nos hubiéramos dejado llevar por nuestro deseo?
Pues bien, en ese caso, permitidme compartir
con vos el paraíso que aún podemos alcanzar"
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