¿Y tú para cuándo?

Esta eterna pregunta ha pasado a formar parte de mi vida, no a diario, pero cada vez más a menudo. Hasta gente que no has visto en tu vida ya pregunta: ¿Vosotros no tenéis hijos?
Pues mira, no.
Acto seguido te observan con superioridad, como si supieran un secreto que hasta que no seas madre no comprenderás. Que no entiendes el valor del amor, la alegría ni la vida si no tienes un hijo. Pero ojo, nada de adoptar, un hijo propio.
Ya cambiarás de opinión.
Sí, tengo 30 años, soy responsable de mis actos pero estoy esperando una iluminación que me decida por fin a dar el gran paso. Entonces mi opinión y mi realidad no tomarán partido, sólo un deseo loco de procrear.
Pues ya no eres tan joven.
Uy no, debo darme prisa antes de que el famoso arroz se me pegue y huela en toda la casa. ¿Que me arrepiento? No importa, ya he cumplido. Es que tampoco se pueden tener hijos a los 40, que ya eres una abuela.
Ya verás qué contentos vais a estar cuando lo tengáis.
No lo dudo. Y aquí sale el machismo también a la pista. El hombre jamás deja su trabajo ni sus aficiones. Sigue haciendo su vida anterior a ser padre. Y recibe palmaditas en la espalda si se digna a cambiar un pañal. En cambio, si te toca a tí ser la afortunada madre, casi con toda seguridad deberás dejar tu trabajo si lo tienes o gastar tu sueldo en alguien que lo cuide, o esclavizar a tu familia con horarios imposibles y obligaciones que ya no les corresponden. No podrás seguir estudiando por el momento, tus aficiones serán ir al parque, vigilar que tu precioso hijo no se coma la tierra y compararte con otras madres a ver cuál ha engordado más o qué hijo es más listo, más guapo y más espabilado.
Sí, la felicidad completa debe ser eso.
A ver qué estoy haciendo con mi vida, que no tengo uno o varios ya. Hace unos días me preguntaron qué haría si tuviera un trabajo estable y contesté que estudiar una carrera. Historia, concretamente (otra de mis carreras frustradas).
Ah, ¿qué no tendrías un hijo?
Pues qué lástima. No sabes lo que te pierdes.
Sí, voy a reflexionar sobre esa gran carencia en mi vida mientras dispongo de mi tiempo como quiero.
Y después de esta conversación y siguiendo con tu paseo te encuentras miles de cochecitos, caras "felices" y piensas: ¿Realmente es un deseo que todos y todas tienen? ¿Un deseo íntimo o se dejan llevar por la corriente?
Porque cómo no les vas a dar nietos a tus padres, con lo contentos que se pondrían, y qué ropa más bonita venden, y con quién os vais a juntar si no tenéis niños.
No sé si algún día me tendré que comer mis palabras, pero el futuro es demasiado raro como para traer otro ser aquí.
Mientras tanto, seguiré con mi sonrisa estoica e interiormente, haciendo lo que deseo.

"...pero qué triste la gente sin otra finalidad en la vida que la de hacer hijos sin saber por qué ni para qué. Para continuar la especie, dicen aquellos que creen en un objetivo final, en una razón última, aunque no tengan ni idea de cuáles son y nunca se hayan preguntado en nombre de qué tiene que perpetuarse la especie, como si fuese ella la única y última esperanza del universo" 
José Saramago 




Comentarios