"Psicosis", de Alfred Hitchcock

«Me quedaré aquí sentada y callada... por si acaso sospechan de mí. Seguramente, me estarán observando. Que me observen. Que vean la clase de persona que soy. Ni mataré a esa mosca. Espero que estén mirando. Lo verán. Lo verán y lo sabrán. Y dirán.. "Vaya, pero si es incapaz de hacer daño a una mosca"»
Así termina "Psicosis" (1960), una película que vi la semana pasada y con trampa. Trampa porque ya conocía la historia después de haber visto las cinco temporadas de "Bates Motel" y porque hay escenas que están en el imaginario de todo el mundo aún sin haber visto la película.
Está basada en la novela "Psicosis" de 1959, inspirada a su vez por los crímenes de Ed Gein, en Wisconsin.
"Psicosis" empieza con un romance entre Marion (Janet Leigh) y Sam (John Gavin), un hombre divorciado que no quiere volver a casarse. Desolada una vez más, Marion vuelve a su trabajo en una inmobiliaria. Debido a la venta de una casa en efectivo, ella se encuentra de golpe con 40.000 dólares en el bolsillo, que debe ingresarlos en el banco.
Marion al principio no quiere quedarse el dinero, pero la tentación es demasiado grande y finalmente huye al día siguiente. Cambia su coche por otro al notar que un policía le sigue la pista. Ella sigue conduciendo y una tormenta la obliga a parar. Se desvía de la autopista y lo único que ve es el motel Bates.


Pide una habitación a Norman Bates (Anthony Perkins) y éste le baja la cena a la oficina, ya que la madre de Norman no quiere que ninguna mujer suba a su casa. Los dos hablan durante un rato.
Marion "desaparece" y entre su hermana, Sam y un detective privado empiezan a buscarla.

A pesar de la enorme fama de Alfred Hitchcock, tuvo problemas a la hora de encontrar productor para "Psicosis". Paramount no quiso producirla porque la consideraba demasiado repugnante para una película.  Finalmente encontró producción y la película se estrenó el 16 de Junio de 1960.
Después, se hicieron tres secuelas, una en 1983, otra en 1986 y la última en 1990.
Quizá Norman Bates ha pasado a la historia como uno de los mejores psicópatas gracias a que es un hombre "normal". Su físico no llama especialmente la atención, no es un hombre violento ni agresivo. Él simplemente dirige su motel junto a su madre. Pero hay que observarlo cómo habla y cómo mira para darse cuenta de que algo no marcha bien en su cabeza.
Para eso está la escena final, en la que la madre de Norman se dirige directamente al espectador. 



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