Entrada nº 58: Te quiero

Ahora o nunca, se dijo.
Había reescrito la entrada del blog cerca de veinte veces, pero sabía que la publicaría a toda costa. Desde luego no era la forma más correcta ni la más valiente de declarar su amor, pero Pablo era incapaz de coger el teléfono y llamarlo.
Esta entrada sería pública, todo el mundo se enteraría ya que tenía muchos seguidores. Sus padres se escandalizarían al leer cómo Lucas se metió en su cabeza hasta el punto de enamorarse de él. Muchos de sus amigos le darían de lado.
Terminó de escribir pasada la medianoche y sin corregir ni nada, le dio a publicar.
El título no decía “Para Lucas” ni nada por el estilo, pero en la primera línea él se daría cuenta. En dos mil palabras, más o menos, contaba cómo se habían conocido y por qué evitaba quedarse a solas con él cuando todo el grupo se iba.
“Es por tu voz”, escribió. “Como si unas cuerdas de guitarra vibraran en el espacio que hay entre mi espalda y mi corazón. No te rías, es cierto. Date cuenta de cómo cambia mi cara la próxima vez que hablemos”
La entrada empezó a subir de visitas inmediatamente.
“Queremos saber más”
“Ojalá Lucas reaccione”
Su madre entró en su habitación. Estaba colérica.

—¿Qué es eso de que estás enamorado? ¿Quién es ese Lucas? ¡Borra la entrada ahora mismo! ¿No te das cuenta de que estás haciendo el ridículo?

Pablo echó a su madre de la habitación y cerró la puerta. Seguía escuchando sus gritos cuando le llegó un mensaje de Lucas.

“¿Es verdad? ¿Es…? Tenemos que vernos. Creo que sin querer te he hecho mucho daño”


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