Circuitos alterados

—Lo próximo será resucitar dinosaurios, ya verás.
—Vamos, Ignacio, no digas tonterías. No sería ético. Consistiría en una invasión total del planeta, destruyendo las pocas especies animales que nos quedan.
—¿De qué nos sirven tantos animales? Son casi todos iguales. Con los dinosaurios, controlados por nosotros, nadie se atreverá a acercarse a la Tierra.

Ignacio y Esteban degustaban el segundo cóctel de gambas en el ático-restaurante de moda del momento. Un local que sirve whisky de importación a treinta euros el vaso (sin hielo) es el sitio perfecto para la reunión de dos “tiburones”. Se autodenominaban así porque su fortuna se basa en la absorción de pequeños “peces”. El último negocio que traían entre manos era el traspaso de una ganadería local, un pobre hombre cuyo único deseo era jubilarse lejos de sus apestosos establos. Claro que ni Esteban ni Ignacio irían a esquilar a las ovejas ni a recoger su leche para hacer queso.
Para eso estaban los demás. 

Un silencioso robot se acercó a su mesa y les puso con cuidado una cubitera con una botella de champán. El éxito hay que celebrarlo.
Ignacio se encargó él mismo de abrir la botella y de servir un poco de champán en cada copa. El robot se dio la vuelta, en vista de que no lo necesitaban.
Desde hacía treinta años, se puede decir que las primera palabras que aprendía un niño eran las tres leyes de la robótica. Por suerte, los robots habían dejado de ser sólo máquinas de limpieza y se habían convertido en una parte más de la sociedad.
Cumplían con creces los trabajos más precarios (sin cansarse, sin vacaciones y no exigían aumento de sueldo) y las personas estaban tan acostumbradas a ellos que hay robots que saben los suficientes secretos familiares como para escribir una novela.
Sin embargo, todavía no lo han hecho. Aún para las tareas más simples, todo robot debe ser controlado por un ser humano, tanto para dar la orden de cerrar el cubo de la basura como para conducir un coche.
¿Se han resentido las relaciones entre humanos a raíz de la aparición de los robots? Sólo es una excusa, las relaciones estaban ya deterioradas de por sí.
Esteban apuró el último trago de champán. Sabe que es su obligación hacer una hora de gimnasio si no quiere que su robot-enfermero le mida la insulina al llegar a casa. Pero antes quiere dejar a Ignacio en su casa. Se le ve muy cansado y el alcohol no le ha dado a la cara su típico color rojizo, más bien está amarillento.

—¿Estás bien? Nos vamos ya, levántate.

Ignacio se palpó la enorme barriga con las dos manos y se levantó despacio de la silla. Enfadado, ya piensa en las cuatro cosas que va a decirle al encargado, el champán estaba en mal estado. ¿O han sido las gambas?
Pero no tiene tiempo. Cae redondo al suelo con un grito de dolor. Esteban saca su móvil para llamar a una ambulancia, pero ya lo ha hecho el robot.

**
El hospital Versius (al final terminaron poniéndole el nombre del doctor más experimentado, un robot) fue el primer edificio totalmente sostenible de la ciudad. Sus placas solares instaladas en el tejado proporcionaban luz y agua caliente ininterrumpidamente. Algunas habitaciones necesitaban una reforma, pero de momento aguantaba. Cecilia estaba poniéndose el uniforme cuando Irene se le acercó por detrás.

—Estás guapísima. Con el pelo recogido todavía más.

La besa en la nuca pero Cecilia se da la vuelta. No es que tenga miedo de que las pillen, es que tiene un paciente que tranquilizar. Ignacio Márquez ya ha estado varias veces en el hospital, siempre quejándose y siempre con un buen diagnóstico. Esta vez se prevé una de tantas, o eso cree Cecilia.

—Me has dicho exactamente lo mismo hace una hora, cuando salíamos de casa —la mira a los ojos. Irene es limpiadora, no se verán en todo el día, pero cada día tienen esos pocos minutos para desearse una buena jornada.

Clarisse, robot-enfermera bautizada cariñosamente por Cecilia, se acerca a ellas emitiendo un pitido.

—Habitación 264, doctora Cecilia. Paciente: Ignacio Márquez. Diagnóstico: posible operación de estómago.
—Vaya, parece que esta vez sí ha sido serio —da un último beso a Irene y se va detrás de Clarisse.

Irene la mira alejarse y sale al pasillo. Martín, uno de los celadores, y dos de los chicos nuevos la saludan con la cabeza. Son los encargados de trasladar a Versius de un quirófano a otro, a veces, hasta se mueve por diferentes hospitales de la provincia.
Versius, con cinco años de antigüedad, ha realizado más de cuatrocientas operaciones con éxito. Sus precisos brazos de acero y sus intercambiables agujas supusieron una novedad en el hospital. Los médicos tuvieron que estudiar su funcionamiento y pasar varias pruebas, hasta que la dirección del hospital y el gobierno dieron su aprobación para operar con él. 

Ahora es simple rutina, con el diagnóstico en la mano y el paciente anestesiado, las operaciones son más sencillas. Se reduce la posibilidad de infección, se necesita menos cantidad de sangre (en caso de que el paciente pierda mucha) y su precisión casi exacta evita cicatrices innecesarias.
Sin embargo, una de las cosas que más valora Cecilia es que los pacientes pueden regresar antes a sus casas. En el caso de Ignacio, lo está deseando.

—Otra vez aquí, ¿verdad, señorita? No me libro de usted ni queriendo.

Ni estando a punto de pasar por una delicada operación, Ignacio pierde su sentido del “humor”. Ella comprueba sus constantes vitales y le informa del proceso a seguir. O lo intenta.

—No, señorita, no me cuente nada. Hasta podría operarme yo mismo. Sólo es cambiar los brazos al robot, ¿no? Hasta un niño sabe hacerlo. No entiendo tantos estudios ni tanto protocolo.

Cecilia suspira, no quiere entrar al trapo, pero…

—Gracias a esos procedimientos vamos a salvarle la vida. Por si no lo sabía, ha entrado usted casi en coma.

—Sí, sí. Una tontería. Parece preocupada, si quiere, cuando salga de aquí, la invito a cenar.

Cecilia le mira con cara de asco. Por suerte Irene está en otra planta del hospital, si no, ella misma se habría encargado de arrancarle la vía del suero del brazo y de ponerle la almohada en la cara si fuera necesario.

—Quirófano listo.
—Gracias Clarisse.
—¿Por qué le da las gracias? Es una máquina, le da igual que le hables o no. Oiga, estúp…

Clarisse se encarga de trasladar al paciente de la cama a la camilla en la que va a ser operado. El tacto frío del metal hace callar a Ignacio.
Cecilia y Laura, su ayudante, se colocan las mascarillas y se ponen a los mandos de Versius. Las minúsculas cámaras que tiene incorporadas se mueven por la pequeña raja abierta del estómago de Ignacio. Una pinza metálica extrae una de las bolas de grasa del paciente.

—Tiene muchas. No sé cómo ha sobrevivido tanto tiempo.
—Yo tampoco. Tiene el estómago a punto de estallar —dijo Cecilia en voz baja—. Siempre se quejaba y ahora míralo, podría haber evitado esto.

Las constantes se mantienen estables. Sin embargo, nunca está de más echar un último vistazo antes de coser la herida. Cecilia indica con un movimiento de la mano a Laura que mueva el mando que dirige la cámara. Un simple barrido de imagen les basta a ambas para felicitarse mentalmente. Otra operación exitosa.
Versius termina de coser limpiamente la herida. A las siete y cuarto de la tarde, parece que su jornada laboral ha terminado.
No obstante, el robot no está cansado.
Uno de sus brazos metálicos va directo a la yugular izquierda de Ignacio y hunde la aguja hasta el fondo. El cuerpo de Ignacio da un respingo sobre la camilla y un hilillo de sangre sale de su cuello. Con un movimiento parecido a una grúa, otro de los brazos se dirige al muslo derecho del paciente y realiza una marca, parecida a una letra dibujada por un niño.
Esta herida es más profunda que la anterior y el suelo del quirófano se tiñe de un rojo oscuro.

—¡Laura, corre! ¡Corta la hemorragia, vamos! —grita Cecilia. Sus manos se mueven por el teclado del ordenador a toda velocidad. Todas las órdenes que ha recibido Versius son correctas. Ella misma las ha escrito.
—Voy a llamar a Clarisse —Laura está pálida, parece que se va a desmayar en cualquier momento.

A los pocos segundos de pulsar el botón que tiene en un bolsillo de la bata, Clarisse entra sigilosa como siempre. Decidida, presiona con mucha fuerza la pierna de Ignacio, que ya está convulsionando. Laura arranca la aguja del cuello y un chorro de sangre salpica sus gafas. Aprieta los dientes mientras sus dedos resbalan por la carne del paciente.
Mientras tanto, Versius se ha paralizado por completo en una posición que recuerda a un enorme pulpo prehistórico.
Cecilia está tan conmocionada que no articula palabra, Clarisse se separa del cuerpo de Ignacio al comprobar que yo tiene constantes vitales que vigilar. Laura resbala con la sangre del suelo pero no llega a caerse. Se quita las gafas y las deja al lado del ordenador.

Alguien ha debido manipularlo. Llevo trabajando con él desde el principio. Sus… sus códigos le impiden hacer daño a un ser humano. “Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos”, ¿no? Y si entra en conflicto con la primera ley, se bloquea y no hace nada, porque…
—Laura, basta. También un robot debe proteger su propia existencia.
—¡Pero contradice las otras dos leyes, joder! No, alguien ha estado trasteando en sus circuitos internos y los ha manipulado.

Clarisse, sin recibir orden alguna, separa con cuidado la camilla de las garras metálicas del robot. Espera la siguiente instrucción.

—¿Quién tiene acceso?
—Tú, el doctor Rodrigo también. Y… ya. Tenéis que estar alguno de los dos presentes siempre. Para las operaciones más complicadas se…
—Y Martín.
—¿Qué?
—Martín lo mueve de un sitio a otro, se encarga de limpiarlo. Además nunca va solo.
—Es celador, Cecilia. Él no ha estudiado para…
—Como decía ese de ahí —señala el cuerpo de Ignacio—, hasta un niño puede cambiar los brazos a un robot.

Ambas se encargan del cadáver. Al día siguiente deberán llamar al director del hospital e informar de lo sucedido. Puede que Versius se jubile o que lo dejen como reliquia en alguna sala del hospital.

En la habitación 264, Martín y uno de sus ayudantes están cambiando las sábanas.

—Te lo dije. Saldría bien. Leerse los manuales está muy bien, pero lo importante es la práctica.
—No nos van a ascender por esto. Más bien al revés. Nos pueden echar.
—Sabes que no. Cuando Versius —bajó la voz— haga… eso y nosotros seamos los únicos capaces de pararlo, ya me contarás.

Pusieron la ropa, los zapatos, la cartera y el móvil de Ignacio en una bolsa. Un mensaje de Esteban parpadeó en la pantalla:

“Mañana voy a verte tío. ¿Sabes qué? Tres lobos. Han acabado con casi todas las ovejas. Maldita sea, no tendríamos que haber firmado tan pronto. Ahora nos tocará pagar, porque ¡no tenía seguro! Increíble”.

***
Este relato cumple con el objetivo número 5 (dato o avance científico) del #OrigiReto2020. Versius existe, podéis leer más sobre él aquí. Me parece alucinante que un robot sea capaz de operar, aunque sea controlado por un humano.
Objetivo Cuentos y leyendas: 3) Pedro y el lobo.
Objetivo Criaturas del camino: 12) Robots.
Objetos ocultos: 12) Placas solares y 15) Gamba.
1869 palabras. 1/6 objetivo personal.
Medallas: 2/2 Sororidad
Para más información sobre el #OrigiReto2020, podéis pinchar aquíaquí




Comentarios

  1. Buenas tardes

    Muy interesante el avance científico que has usado para basar en él el relato. No conocía la existencia de Versius, sí de otros robots, pero que estaban, por lo que yo sabía, en fase experimental.

    En cuanto a la escritura te falta una "s" aquí: "las primera palabras". única errata tonta que he visto.

    En cuanto a la trama, interesante el giro del final y la evidencia de que alguien había manipulado al robot. Es lo malo de usar robots: a un ser humano no lo puedes manipular para que funcione de esa manera.

    Buen relato. Un saludo.

    Juan.

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    1. Hola Juan,
      Sí, por lo poco que he podido leer, casi todos están en fase experimental. Escogí a Versius porque me pareció el más "completo", la mayoría de ellos son para cirugías especificas, como los ojos.
      Me alegra que te haya gustado la trama, al final la miseria del ser humano sale a la luz controlando a un robot que le da igual que su paciente sea buena persona o mala. Pero sí, a un humano al final no lo puedes manipular tanto.
      Un saludo y gracias por pasarte :)

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  2. Muy bueno el relato, me gusta mucho que el robot fuera manipulado por alguien y no lo típico de que la inteligencia artificial se vuelve en contra de los hombres.
    Una pregunta: ¿la referencia de Pedro y el lobo es porque al final los lobos se comen a las ovejas o porque Ignacio iba mucho al hospital con falsas alarmas hasta que esta vez lo tenían que operar de verdad?
    Relee el último párrafo porque creo que se te ha escapado un punto detrás de tres lobos y un yo debe ser un no cuando dice: "y comprueba que yo tiene constantes vitales"
    Saludos y nos vamos leyendo.

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    1. Hola,
      Gracias por tu comentario. Al final siempre es el hombre el que se vuelve en contra del hombre, y las pobres máquinas en medio.
      La referencia al cuento va un poco por las dos cosas. Metí lo de la ganadería para que quedase más claro, pero la primera intención era dejarlo sólo que Ignacio alarmaba mucho sin necesidad.
      Corregiré las erratas :)
      Un saludo!

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  3. Te estas luciendo y reluciendo con la CiFi ¡qué abuso! jajaja. Pues que te voy a decir, si es que has entrado con buen pie en el género y tiene pinta de que se te va a dar bastante bien. Los progresos son palpables. Además has puesto una ilustración antigua (¿un cómic o revista pulp japonesa?) por las que tengo debilidad también.

    Muy bien el worldbuilding del principio. Has descrito perfectamente el futuro muy próximo, en el que los robots conviviran cotidianamente con los humanos en multitud de ámbitos y trabajos, pero siempre con la revisión humana detrás. La siguiente fase a esa será la IA sin asistencia, pero llegará un poco más tarde y no para todo.

    Me llama la atención una cosa. Irene, la chica de la doctora, es limpiadora. No digo que no, pero desentona bastante con ese worbu. Especialmente si es limpiadora en el propio hospital. En un mundo con tanta presencia robótica, el oficio de la limpieza sería bastante probable que se extinguiera a cargo de humanos. Sobre todo en un hospital, donde los riesgos de contagio o infección son mayores. Probablemente, robots de limpieza los habría de todo tipo. Yo cambiaría la profesión de Irene. Si por algún motivo quieres destacar la diferencia profesional de la pareja (doctora con pareja de empleo bastante inferior), tal vez celadora, por seguir en el ámbito hospitalario.

    Y es interesante que el crimen lo cometa un robot, pero que no sea por un fallo (la autoconciencia o buscar un bien mayor aunque aparentemente y en primer orden se salte las 3 leyes para conseguirlo). Todo el mundo puede pensar que para manipular a un robot habría que tener muchos conocimientos y ser un hacker capaz de sortear las 3 leyes o engañar a la IA. Quizás lo más sencillo sería que el robot creyera que lo está haciendo bien, por ejemplo, imagina que manipulan un sensor para que en determinado momento la lectura de distancia (de un bisturí o una aguja) al cuerpo del paciente sea mayor de la que es realmente. Es decir, como si dijéramos que le ponemos al robot "gafas mal graduadas". Quizás eso sí lo pueda hacer un operario de mantenimiento, y el robot seguiria haciendo lo que sabe hacer (mal, pero sin darse cuenta). Buena idea, sí, alejándote de lo obvio y usual.

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    1. Buenas!:
      Muchas gracias por tu tiempo y por tu comentario.
      No quise poner año exacto porque yo me imaginaba 2020 con coches voladores y esas cosas y están las calles vacías de coches así que xD.
      La imagen la saqué de Pinterest, las ilustraciones vintage también son mi debilidad.
      Me apunto tus anotaciones, es cierto que revisándolo no tiene sentido un robot-camarero y una mujer que limpie. Lo tendré en cuenta para próximos relatos. Y sí, quería que se viera la diferencia de trabajo entre una y otra.
      No pretendía un robot consciente ni mucho menos, sólo que el operario lo manipuló. Igual ha quedado un poco cogido con pinzas o debería haber metido una escena con el chico cruzando cables xD.
      Creo que te ha gustado :) y con eso me doy por satisfecha. Se me van ocurriendo cosillas de este estilo pero no puedo lanzarlas sin más, tengo que leer más y que dentro de lo que supone este mundo, tenga alguna lógica también.
      Un abrazo y gracias por leerme :)

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  4. Gemma, nuevamente estoy por estos lados, y pafff justo estoy escuchando la banda sonora de Westworld al leer tu relato. Las cosas pasan por algo digo yo...
    Bueno me encanta tu manera de escribir. El relato que recomendé en Enero, era con otro prisma y toque, mas romántico, mas al estilo de Orgullo y prejuicio, y me sorprendes ahora gratamente con Ci-fi, uno de mis géneros favoritos, y me parece que lo has logrado de excelente manera.
    En esta frase vi que había un pequeño error a corregir, te la dejo para que revises "Clarisse se separa del cuerpo de Ignacio al comprobar que yo tiene constantes vitales que vigilar" debería decir "que ya tiene constantes vitales". De verdad me trasladaste a Westworld, máquinas programadas por humanos, con códigos, que pueden ser manipulados para lograr un objetivo, eso si acá veo no hay obtenido la conciencia aún, jajaaj
    Trabajaste muy bien el objetivo, para incorporar el cuento de Pedro y el lobo y en general todo quedó armadito, consistente y coherentemente
    Me ha encantado
    Te mando un abrazo!!!

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    1. Hola Dani!:
      No he visto Westworld, la verdad, veré el primer capítulo a ver si me engancha.
      Gracias por tus palabras, estoy dando mis primeros pasos en este mundo de la Ci-fi y le doy muchas vueltas antes de subir algo. Me da miedo que quede raro o que no se entienda bien.
      Mientras las máquinas sigan programadas por humanos no pasa nada, el problema vendrá cuando los robots tengan conciencia, a más de uno mandarán a paseo xD.
      Gracias por leer y comentar y cuídate mucho :)
      Un abrazo hasta Chile!

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  5. ¡Hola Gema!

    Me ha FLIPADO el relato. Como ya dije, no soy muy fan de la ciencia ficción pero poco a poco, con el Origi, estoy leyendo bastante del género y estoy empezando a pillarle el gustito. En este caso, me ha encantado el hecho de que los robots estén ahí para hacer labores "humanas" con más eficiencia que un humano. Aunque, como Cecilia, no creo que deban ser menospreciados.

    Me ha gustado el toque de que haya sido manipulado y no que la Inteligencia Artificial se volviese contra la humanidad. Aunque me queda el resquemor de que Clarisse hizo algo sin que nadie le diese una orden así que estoy un poco *emoji de ojos del WhatsApp* jajajaja

    En general he visto un par de dedazos por ahí, pero nada que no se pueda corregir, claro está.

    ¡Me ha encantado!

    ¡Nos leemos!

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    1. Hola Thaly!:
      Gracias por tu tiempo y por tu comentario.
      Los robots los han creado los humanos, así que qué menos que mostrarles un poco de respeto :) La idea era hacerlo en un futuro más o menos cercano, así que la IA no ha evolucionado tanto como para que los robots tengan sentimientos.
      Un abrazo y nos leemos :)

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  6. Hola Gema!! Te ha salido un relato redondo de Ciencia ficción. Me ha encantado la sutil relación con Pedro y el Lobo con el personaje del paciente y el hecho de que la máquina no haya actuado por empatía o error sino por la manipulación humana. ¿Dos cosas que me han chirriado un pelícano? Por momentos, los cambios de tiempo verbal entre frase (pasando del presente al pasado y viceversa) y lo que ya te han comentado de la profesión de Irene. Pero la historia es brillante y me ha gustado mucho. Felicidades :)

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    1. Hola Kalen!:
      Me alegra que te haya gustado mi relato. Lo que más me está costando es meter las referencias a los cuentos, no me gusta que quede muy forzado y si es muy sutil ni te das cuenta, así que creo que esta vez lo he hecho bien :)
      Muchas gracias por leerme y un abrazo!

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  7. ¡Ciencia ficción clásica! Nunca me cansa. Los peligros de las nuevas herramientas cuando caen en las manos equivocadas.
    Me ha faltado quizás un poco más de profundidad en la motivación de Martín. O no he entendido el plan o me parece un plan bastante pobre por su parte.
    Respecto a lo que otros te comentan sobre la limpiadora, es algo difícil de evitar en ciencia ficción. Ahora mismo ando leyendo "En la estación Basilisco", de David Weber. No es un escritor novel precisamente, y aún así veo muchos puestos de trabajo que un robot o una IA harían mejor. No sé si los justificará más adelante. Por eso tampoco me preocuparía demasiado, mientras mantengas una coherencia. No tienes por qué explicar el mundo entero, aunque lo tengas en tu cabeza, y menos en un relato corto.
    Se me ocurren muchas excusas para que se mantengan a humanos al cargo de ciertos trabajos a pesar de las ventajas en eficiencia y seguridad que un robot pueda aportar: lobbies presionando, una forma de mantener a la población ocupada, humanización de entornos de trabajo en el sector servicios...
    La sanidad no es lo mío, pero diría que un diagnóstico es el juicio que emite el médico sobre la enfermedad o la situación de la salud del paciente. Así que la frase "Diagnóstico: posible operación de estómago." me parece poco acertada. Más bien sería "Diagnóstico: ¿bolacas de grasa en el estómago?" y "Tratamiento recomendado: operación de estómago". Y "operación de estómago" me parece un poco genérico; no creo que se comunicara de esa forma. Te tocaría investigar para encontrar el nombre de ese tipo de operación. Es de los pocos momentos (y más siendo un robot el que habla) en los que creo que conviene meter palabros técnicos. Creo que no quedaría pedante, sino que parecería más realista y favorecería a la suspensión de la incredulidad.
    Aparte de las erratas que ya te han dicho, añado una:
    "—da un último". Ahí, "da" va en mayúscula por no ser verbo de habla.
    En cualquier caso, me ha gustado la historia. Enhorabuena por el relato.


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    1. Hola Roberto:
      Encantada de tenerte por aquí. Soy nueva escribiendo ciencia ficción así que estos comentarios me ayudan mucho. Que tenga las cosas en mi cabeza como dices está bien, pero se me olvida ponerlas por escrito, como si ya lo diera por supuesto. Te doy la razón en que debería haberme centrado más en Martín y no dejarlo simplemente como un chico que juega con una máquina, ya que ha matado a un hombre, de hecho.
      Me guardo tus anotaciones, y de nuevo gracias por tu comentario :)
      Hasta la próxima!

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