¡Apaga la cámara!


«Esto no hay quién se lo crea»
Cierro el libro y lo dejo encima de la cama, ya lo guardaré después. Es algo común en las personas de mi generación, somos totalmente incapaces de mantener la atención más de quince minutos seguidos. Además, ¿quién se va a creer que una persona escribió un libro de más de trescientas páginas sin ordenador?
Necesito un calmante. No voy a dormirme, ya son las ocho de la mañana, pero quiero relajarme un poco. Cojo un comprimido de Novril y lo trago sin agua. Me tumbo en la cama y pienso en la relación del señor Darcy y Elisabeth. Son los del libro, ¿verdad? Sí. Qué bonito sería encontrar a alguien que te quiera y que se enfrente a su familia por ti. Y que ese amor sólo se pueda compartir entre dos personas.
Y no entre miles, como es mi caso.
Mandy fue el nombre elegido por el 72 por ciento de los usuarios de la cuenta de Twitter de mis padres antes de mi nacimiento. A partir de ahí ya crearon una cuenta en cada red social con ese nombre.
Me estoy empezando a poner nerviosa, así que pienso en las palabras de mi coach: «Nunca el mundo ha sido tan brillante y con tantos colores como ahora. Todo el mundo que ves por la calle es feliz, no sabes la suerte que tienes de haber nacido en esta época. La tristeza no existe. Ojalá yo tuviera tu edad ahora»
Tiene razón. La humanidad ha avanzado tanto que los malos deseos y sentimientos casi han desaparecido. Todo está bien, y yo soy feliz. Mi familia y yo nos encargamos de mostrar esa felicidad al mundo entero. ¿Cómo? Pues a través de vídeos diarios, fotos bien encuadradas y hasta un blog, en el que cada uno escribimos día a día lo maravillosa que es la vida.
Me estoy adormilando y pienso con lucidez que mi vida se ha resumido siempre en dos fases: 

   1) Cámara encendida: Colores brillantes y luz. Mis padres nos hablan con cariño a mis dos hermanos y a mí, que jugamos juntos en la alfombra del salón. O bien posamos todos juntos, los cinco, en algún hotel de lujo. Apenas sé caminar sin tropezar, pero ya me han enseñado a posar y a sonreír a cámara. O las Navidades. Sí. Tantos regalos que se salen de la habitación, qué bien. 

    2) Cámara apagada: Silencio. En una casa con tres niños no se escuchan canciones infantiles o dibujos animados, sino llamadas de trabajo a todas horas. Mi hermano Bill llorando porque se ha caído de la escalera y tiene el brazo dislocado. Mis padres no le hacen caso.


Pero no es tan grave. Es la rutina de muchas personas en el mundo, y sigue girando como si nada. Me encuentro mejor gracias al calmante. Creía que el efecto iría disminuyendo, ya que llevo tomándolo desde los seis años, pero no.
Me apetece pensar en mi infancia, así que cojo el móvil y reviso el canal de Youtube hasta que aparece una pequeña Mandy bebé. Mi padre se acerca a hablarme, y yo rompo a llorar hasta ponerme muy roja. En cambio, cuando la cámara se acerca a mi cara, empiezo a sonreír y a mover las manitas. ¿Creía que mi padre era la cámara? No sé.
Ahora veo un vídeo del colegio de cuando tenía seis años. Todos mis compañeros de clase salen hablando a cámara, excepto Carl. ¿Qué le pasó a Carl? Ah, sí. Gracias a los vídeos que publicaba su familia, todos sabíamos que a Carl le daban miedo los animales grandes. Así que uno de mis compañeros, no recuerdo quién, llegó a clase con un disfraz de jirafa. Carl empezó a gritar y a llorar y el profesor lo tuvo que sacar del aula. Volvió a clase dos días después, más calmado. Por los vídeos supimos que le habían aumentado la dosis de calmantes y que el coach más importante de esta zona del país había hablado con él.
En resumen, no le pasó nada. Él siguió siendo feliz. 

Un recuerdo como una punzada viene a mi mente. La primera vez que denuncié a mis padres yo tenía once años y un juez les obligó a pagar una multa de medio millón de dólares por no respetar mi privacidad. ¿Cuánto duró eso? Creo que fue un mes, o algo menos.
No me gustan estos recuerdos, así que me siento en la cama dispuesta a tomar otro Novril. Pero mi cuerpo dice que no, y coge el libro de nuevo. Sólo una página, me pide. Nada de pastillas por el momento.
Ah sí, el señor Darcy. Ya recuerdo porqué me estoy empeñando en terminar este libro. El señor Darcy me recuerda a mi antiguo profesor de matemáticas, el profesor Draper. El mismo semblante serio y el carácter seco.
Aunque al final creo que el señor Darcy será buena persona, como el profesor Draper. Estoy totalmente convencida. Aunque llevo sin verlo un par de años, espero que siga enseñando matemáticas y siendo amable con sus alumnos.

A los catorce años lo último en lo que piensas es en estudiar. Además, ya teníamos la vida planeada: conocer a alguien dispuesto a seguir grabando día a día su vida. Más adelante, seguiríamos el ejemplo de nuestros padres: tener hijos y grabar sus vidas. ¿Para qué nos íbamos a esforzar en aprender un oficio o estudiar una carrera? Las empresas de todo tipo te van a solucionar la vida si sabes venderte, y eso lo sabíamos hacer todos.
Pero había que hacer el paripé y cumplir con la enseñanza obligatoria. También nos daba material para más vídeos, así que no estaba del todo mal.
Al ser el profesor más joven del instituto, mis compañeras y yo empezamos a mandarle notas diciéndole lo guapo que era, que nos gustaría casarnos con él y esas tonterías. Ahora me da vergüenza recordarlo, pero él nos juntó a todas las chicas en su despacho y nos dijo que nos comportásemos, y que no tenía pareja porque no quería. Simplemente, no le interesaban ni hombres ni mujeres. Allison se rió de él.

Sigo leyendo la página del libro pero el recuerdo cambia. Ahora sé con claridad cuándo descubrí que el profesor Draper era buena persona.
Me veo sentada al terminar su clase, incapaz de moverme. El corazón me late muy fuerte y me estoy ahogando, no sé qué hacer. Mis ojos lagrimean. Mis compañeros han estado toda la mañana riéndose de mí, ya que han visto el vídeo del día anterior en el que me habían sacado una muela y que había llorado en el dentista porque me dolía mucho.
El profesor Draper cerró la puerta detrás de él y me miró gravemente. Sus ojos oscuros no me daban miedo, al contrario, siento que están ahí, que no van a desaparecer ni se van a apagar. Vino hacia mí y se sentó a mi lado. Abrí la boca para decirle que necesito una pastilla, pero no pude. De repente, rompí en llanto. Creo que nunca en mi vida había llorado tanto como hasta ese momento. Él esperó paciente a que terminase y me ofreció llevarme a su casa.
Acepté de inmediato, ya que no podía presentarme en mi casa con la cara hinchada y los ojos tristes. No porque fueran a preguntarme nada, sino porque esa noche tocaba anunciar una nueva hamburguesería y debía estar radiante.

La casa del profesor Draper era extraña. Tenía multitud de libros por todas partes, pero no de los que se venden ahora, de autoayuda, de persigue tus sueños y cosas así, sino libros de verdad. Cada uno con su universo, con su historia propia, su guerra o su amor, sus viajes. No me creí que se los hubiera leído todos.
Él se encontraba en la cocina con el portátil encendido y me pidió sentarme a su lado. Me entregó un papel con una dirección web rarísima, muy larga, y señaló la pantalla. Era lo que se conoce desde hace mucho tiempo como Deep Web. 

—Mandy, tienes que ser muy cuidadosa cuando entres aquí. Es un sitio seguro casi siempre, lo reviso todos los días, pero en el chat puede aparecer gente extraña. Normalmente los mismos usuarios de la web son los encargados de echarlos. Y bien, ¿qué te parece?
—No sé exactamente lo que es, profesor.
—No estás sola. En todo el mundo hay jóvenes como tú, a los que sus padres han utilizado desde niños para crear más y más dinero, sin importarles en ningún momento cómo se sentía su hijo. Aquí vas a poder hablar con muchos de ellos.
—Pero, ¿esto es legal?
— ¿Acaso lo que hacen tus padres con tus hermanos y contigo es legal?

Al llegar a mi casa (después de hacer una entrañable cena con mi familia en la nueva hamburguesería),  me conecté y estuve sin dormir toda la noche. Me hablaron de multas millonarias, de órdenes de alejamiento de padres hacia sus hijos, de súplicas de emancipación a los quince años porque ya no podían seguir viviendo con unos padres que los trataban como esclavos.

— ¿Esto es la felicidad? —escribí a Claire, una chica francesa que llevaba viviendo sola desde los catorce años.
—Tu coach dice que sí, ¿verdad? Todo brilla y sonreímos todo el día. Escucha, Mandy, no lo sé. Ahora tengo diecisiete años y casi he olvidado a mis padres. Antes del juicio y todo eso, estaba nerviosa todo el día. Tenía miedo de que se me cayera un plato y se viera en cámara, de estar enferma y no poder hacer ese viaje soñado. Y tampoco podía seguir tomando más calmantes, me estaban destrozando el cuerpo.
— ¿Qué puedo hacer?
—No lo sé. Tú eres la única que conoce a tu familia. Denúncialos otra vez, quizá sirva de algo.

Finalmente no lo hice. Otra multa más no serviría de nada. Además, la pagarían con el dinero que yo misma les genero a través de los anuncios camuflados. Decidí seguir como siempre, aunque con algunos matices.
Visitaba la casa del profesor Draper una vez a la semana como mínimo, y cada vez que iba me prestaba un libro. Por desgracia le ofrecieron un trabajo mejor que la tenía en mi instituto, y se fue. No sin antes desearme buena suerte. Me quería, lo sé. Y yo le sigo queriendo.
También mis conversaciones nocturnas con Claire dieron su fruto: conseguí abrir una cuenta bancaria en un paraíso fiscal e ir “robando” poco a poco el dinero de mis padres. Ya que llevan obteniendo beneficios a mi costa toda mi vida, qué menos que aprovecharme un poco, ¿no?
Sin darme cuenta han pasado casi dos horas y estoy muy orgullosa de mí. Sólo he necesitado una pastilla para tranquilizarme antes de comenzar el día. 

Por cierto, ¿qué día es? Sí, jueves. Hoy toca mostrar el mejor sirope de chocolate del mundo, así que me espera un entrañable desayuno familiar con tortitas, zumo de naranja y café. Las cámaras ya estarán abajo colocadas.
Me miro al espejo y me maquillo. En el cajón del tocador hay una cosa que compré en la tienda al final de la calle, nada del otro mundo. Una pistola de 9 mm. Hoy es un día tan bueno como cualquier otro, ¿verdad?
Espero que la sangre no estropee la lente de la cámara. 


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Este relato pertenece al objetivo número 8 (distopía) del #OrigiReto2019. 
Novril es un guiño a Stephen King. Son las pastillas que Annie le daba a Paul en la novela "Misery".
Si queréis más información sobre este maravilloso reto, pinchad aquí  o aquí  
Pegatina de Mayo:

Dejo por aquí los micros enlazados a este relato, estoy muy contenta, han sido muchos :) Gracias!
1) Máxima audiencia: https://alitana33.blogspot.com/2019/05/maxima-audiencia.html
2) Actuación: https://trastabiladas.blogspot.com/2019/06/actuacion.html
3) Final perfecto: https://nosoyadictaaloslibros.blogspot.com/2019/01/origireto2019-microrrelatos.html#Junio
4) Atrapada en las redes: https://juegodepalabras661276755.wordpress.com/2019/12/10/atrapada-en-las-redes/







Comentarios

  1. Ooohhhh cómo me ha molado la distopía. Es como uno de mis géneros favoritos y me has dejado los pelos de punta. Sublime. Lo único que me ha molestado un poco es que te has dejado la tilde del quién de la primera frase, pero de ahí en adelante, absolutamente maravilloso, la verdad. Me mola como juegas con un futuro cercano y no con uno lejano, la verdad, es súper efectivo.

    ¡Nos vemos a la próxima, cielo!

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    1. Hola,
      Gracias nena! Este era uno de mis objetivos favoritos y me ha costado poco escribirlo, a ver los siguientes xD.
      Ya pongo la tilde, creía que no llevaba.
      Besos :)

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  2. Qué pasada!! Me encanta, en serio y vaya si es un buen día para utilizar la 9mm, lo triste es eso, que en el fondo no es algo tan descabellado que ocurra eso, vaya mierda de mundo el que se está generando... Muy bueno nena, realmente bueno. Besitos!!

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    1. Sí, la verdad es que no sé si fallan las leyes o la conciencia de la gente... entrar a Youtube o a Instagram y ver según qué cosas tan íntimas, da miedo.
      Muchísimas gracias querida :)

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  3. ¡Muy buenas! Me ha encantado el relato, es buenísimo. Me ha recordado un poco al estilo de Black Mirror.

    Me encanta cómo utilizas un futuro que no es tan descabellado o lejano, como ya te han dicho en otros comentarios. Tenemos que valorar más la privacidad y la salud mental en relación con las redes.

    No sé si era tu intención, pero me ha gustado también esa crítica al rollo de la autoayuda, coach, etc.

    Lo único que me ha dado pena es el final: pensaba que la protagonista estaba mejorando gracias a su profesor y a Claire, no creí que colapsaría así :(

    ¡Un saludo!

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    1. Hola Esther,
      Sí, era mi intención criticar esos libros, creo que empeoran a la gente en lugar de ayudarla; aparte de las personas que se forran a costa de esto.
      La verdad es que dudaba sobre qué final darle, al final Mandy no pudo con todo ella sola. Al final por mucho que ella intente cambiar, no puede.
      Me alegra que te haya gustado :)
      Gracias por tu comentario y un saludo!

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  4. ¡Hola!
    Por favor, para mi es trágico total, me supongo que familias así existen de verdad, es horroroso, machacar a una criatura de esa manera y ese final, no me creo que al final lo hiciera, me ha desconcertado completamente. Ya leeré Misery cuando toque y me ha gustado mucho.

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    1. Hola!,
      Yo sí me creo que existan familias así, si te das una vuelta por Youtube todo son familias felices y niños pequeños. El problema vendrá cuando crezcan, si les hará gracia que miles de personas hayan visto su infancia. De ahí mi relato, es un tema que me pone los pelos de punta.
      Un saludo :)

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  5. Es tragicamente verosimil y cercano a la realidad actual. Eso mola, no hay que irse a un futuro lejanísimo e imaginar un mundo diferente al que vivimos, porque la distopía esta latente bajo la fina capa de la cotidianidad. Y eso es lo más temible y terrorífico.

    Según la leía, me veian a la mente una mezcla de un desfile de niñas hipermaquilladas y haciendo posturitas (creo que en Texas o por ahí) que claramente estaban siendo manipuladas y esclavizadas por sus padres (aunque ellas a esa edad no lo supieran aún) con afán de lucro, y algún youtuber célebre y polémico de la esfera nini.

    Mola también el guiñito a King, jejeje.

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    1. Sí, va todo tan rápido que no da tiempo a analizarlo y mucho menos a regular las leyes, en este caso, para proteger a los menores. Quién nos iba a decir hace quince años que se iban a ver ecografías o niños en una bañera! Si no sabes quién puede estar al otro lado viéndote! En fin, parece que mucho sentido común no tienen esos "padres".
      Todo por afán de lucro, como dices, que de pequeños no se enteran y obedecen, el problema será cuando tomen conciencia de lo expuestos que han estado toda su vida.
      King es una referencia para mí xD
      Un saludo :)

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  6. Muy buenas!
    Qué maravilla de relato, no me canso de decirte lo bien que escribes.
    Hay un montón de frases que me han encantado, en concreto esta "¿Creía que mi padre era la cámara? No sé." Súper dura. Y el momento del disfraz de jirafa, fetén. Sobre todo porque quieran solucionar todo el problema de su fobia con un coach y no se planteen que el otro niño hizo mal al aprovechar esa información (me recuerda tanto a casos que pasan en la actualidad...) para hacer el mal. Y "En resumen, no le pasó nada. Él siguió siendo feliz." Solo que no lo era.
    El final, simplemente maravilloso e inesperado pero esperado a un tiempo, aunque espero que la pistola fuese para los padres, y no para ella.

    Tienes aquí un baile de tiempos verbales, debería ser todo en presente, creo "siento que están ahí, que no van a desaparecer ni se van a apagar. Vino hacia mí y se sentó a mi lado. Abrí la boca para decirle que necesito una pastilla, pero no pude. De repente, rompí en llanto."
    Y también aquí, sería alejamiento: "órdenes de alojamiento", y aquí "que el que tenía en" -> "Por desgracia le ofrecieron un trabajo mejor que la tenía en mi instituto,"

    Muy buen relato, enhorabuena.

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    1. Buenas,
      Gracias por comentar :)
      Lo del disfraz y el niño lo escribí para "darnos cuenta" de que al final no importa para los demás si tus problemas se solucionan o no, sólo si eres feliz de cara a la galería. El final, bueno, a mí me gustan los finales abiertos, así que cada uno lo interprete como quiera xD pero para mí, la pistola era para los padres. Es su única manera de escapar de ellos.
      Gracias por las correcciones, a veces si no lo lee otra personas ni te das cuenta :)
      Un beso!

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  7. Genial relato, gracias por comentar lo de las pastillas al final, porque estaba convencida que tenía alguna conexión con un videojuego llamado We Happy Few, al que no he jugado pero conozco y tiene el mismo guiño a la medicación, viven todos medicados y no ven la realidad (Se supone que es el inicio, no es un destripe) así que lo asocié con ello. Me parece un punto muy bueno lo de las camaras y los padres usando a los hijos y me ha gustado mucho la vision fria que le das en cuanto a las relaciones humanas como mas bien algo extraño. Solo dos cosas, 1: pusiste orden de "alojamiento", imagino que te referías a alejamiento, y lo otro es que, nunca jamas en la vida pondría algo como ir a casa de un profesor como algo normal, NIÑES, jamás vayáis a casa de nadie soles, aunque creáis que es alguien conocido, ver a alguien cada día (colegio, trabajo, transporte...), no significa que esa persona sea de fiar, id con ojo con estas cosas que la vida enseña a palos y no siempre se los lleva quien deberia.

    En fin el relato estupendo, muy ameno, no se me ha hecho nada largo y creo que has sabido plasmar muy bien ese escenario no tan extraño ya hoy día. Un abrazote y gracias ^^

    .KATTY.

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    1. Tienes mucha razón con lo de ir a casa de adultos sin los padres de por medio, es una situación que da muy mala espina.
      De hecho, en el libro de James Rodhes que estoy leyendo, los acosos que sufrió de niño comenzaron cuando el profesor de gimnasia empezó a pedirle que se quedase después de clase para darle caramelos y cosas así :/

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    2. Gracias Katty!
      Ya te digo que la idea no está sacada de un videojuego, no me gustan nada xD. La frialdad de los padres de Mandy hacia ella y sus hermanos es eso, sólo les importa ganar dinero, y si es sin trabajar y a costa de sus hijos, mejor. Por eso ella identifica a su padre como la cámara, porque no ha conocido el cariño de sus padres.
      En cuanto a lo del profesor, lo escribí sin mala intención, de verdad. Sólo que en un mundo como el que he escrito, de todos felices y tal, no está bien visto un pensamiento crítico, por eso necesitaba que Mandy estuviera sola con él, para que le explicara lo del foro y tal. Siento si te ha molestado :/

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  8. Dios, me encantan las distopías y esta en concreto me ha flipado con todo el tema de las nuevas tecnologías y la costumbre de compartir nuestras vidas llevada al extremo.

    No me esperaba ese final. Me encanta la tranquilidad con la que la protagonista lo dice y lo decidida que se le ve. Lo de: «Espero que la sangre no estropee la lente de la cámara.» ha sido una frase perfecta para cerrar el relato.

    Me han gustado mucho todas las puyitas sociales: lo de no ser capaces de concentrarse durante más de 15 minutos, los guiños a Orgullo y prejuicio, la naturalidad con la que se trata que el profesor sea asexual... Lo has introducido de forma muy casual. También me ha gustado que Mandy necesite tomarse varias pastillas al día para seguir adelante, hace que el ambiente del relato sea más espeluznante.

    Enhorabuena, es un relato genial.

    Un beso :)

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    1. Muchísimas gracias Marga :)
      Le tengo mucho cariño a este relato, la verdad. Quizá porque este "boom" ya me ha pillado mayor (xD) lo veo de otra manera. No sé cómo habría sido mi adolescencia de haber tenido lo que tienen los chicos y chicas hoy día.
      Me alegra que te haya gustado, Mandy se crió con todo eso y por eso ve normal cosas que al leerlas dan miedo.
      La frase final es un poco "libre", así cada cual termina el relato como considere. En mi cabeza tiene un final pero los micros que han hecho algunos compis son muy diferentes :)
      Un abrazo :)

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  9. ¡Hola, Gema! Muy conmovedora la historia de Mandy, la cual no está muy lejana de la vertiginosa era digital en que vivimos. Aún así, pienso que todo tiene sus ventajas y desventajas y que son las personas quienes hacen mal uso de las redes sociales y en el caso del relato, mencionas a padres inescrupulosos que explotan a sus menores hijos para su propio beneficio económico.
    Me parece muy bien que hayas cuestionado la eficacia de los libros de autoayuda y la dependencia que generan ciertos medicamentos.
    Te felicito porque es un excelente relato con un final abierto y espero que no acabe en una tragedia. Saludos ��

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    1. Hola Rocío!:
      Sí, todo depende de las personas, pero parece que ahora se exponen más tanto las cosas buenas como las malas. Hay muchos padres a los que no les gusta trabajar y ven más fácil enseñar a sus hijos al mundo sin pensar en las consecuencias.
      Gracias por leer y comentar, me alegra que te haya gustado!
      Un saludo :)

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