Matthew y Delilah. Fin de la historia.




Meses después, Matthew, Rebecca y Delilah están viviendo en Misouri. ¿Cómo han llegado a esto? Pues bien, todo pasó demasiado rápido.
Matthew y su compañero terminaron su encargo y se disponían a volver a Estados Unidos, después de haber cobrado y de haber sido recomendados por el misterioso señor para futuros encargos.
Cuando se disponían a abandonar la mansión, Rebecca llegó con la pequeña a la misma casa. ¿Acaso conocía Rebecca al dueño de la mansión? Sí. Era el ex-director del hospital donde trabajaba, que, ya jubilado, quería disfrutar de su tiempo libre haciendo todo lo que no pudo o no le dejaron hacer de joven, como los tatuajes.
Ante la dulzura de las dos, ambos decidieron posponer su regreso unos días más. Fue entonces cuando las pesadillas de Mattew cesaron y reconoció a la niña. Era la misma que había visto en un sueño en Misouri. Sin remordimientos, habló con Rebecca, pues sabía que no era su auténtica madre. Si él hubiera hecho el amor con una chica como Rebecca, se habría acordado.
Con muchas reservas y omitiendo buena parte de la historia, Rebecca le habló de Delilah. De sus padres que la abandonaron y de lo mucho que sufrió durante sus primeros meses de vida.

La niña, mientras tanto, jugaba con él. Se había ganado su confianza enseguida y lo quería.
Esa noche, al irse a dormir, Matthew habló con Wally hasta que éste dio una explicación lógica: "Puede que sea tu hija".
A lo que él respondió: "Me acordaría".
Entonces, Wally le reprochó que durante su época oscura, por así decirlo, no sabía ni dónde dormía ni a quien se tiraba, así que, cuadrando fechas más o menos, y el hecho de que la niña se pareciera un poco a él; podría ser.
Si la genética así lo demostraba y Matthew era el verdadero padre de Delilah, Rebecca perdería la custodia. Mattew no es que fuera un santo ni había hecho todo lo correcto y lo bueno en su vida, pero no iba a privar a Delilah de su madre,la única que la había querido.
"Es sencillo, tío."- dijo Wally - "Que vengan a Estados Unidos si quieren, te compras una casa y vivís los tres. O te quedas aquí"
Wally siguió bebiendo cerveza irlandesa hasta que se hizo de día, pero tenía razón. La vida ya es bastante complicada, así que todo lo que sea simplificarla no viene mal.
¿Pero amaba a Rebecca? ¿La quería? Él quería estar con la niña, pero Rebecca...
- Seríamos amigos, bueno, de momento. La niña te adora.- la miró mientras él la tenía en brazos.- Y quieren entrar a una enfermera nueva en mi puesto, pero tengo dinero ahorrado, alquilaré mi piso y...
- No te preocupes por el dinero. ¿Os venís entonces?- la miró suplicante.
- Pues... ¡sí! ¿Por qué no? Nunca he visto Estados Unidos.
- Inglaterra es más bonita.- contestó melancólico. Pero él no podía permanecer allí.
Rebecca no le preguntó, pero confiaba en ellos dos. Eran divertidos y querían a la niña y viceversa. Meditó y decidió que un cambio de vida, aunque eso supusiera un cambio también de país, no le vendría mal.
Pasaron otras tres semanas hasta que Rebecca terminó con los papeleos para el alquiler de su piso en Londres, y después, los cuatro pusieron rumbo a América.
Subidos en el avión, Delilah se durmió en brazos de Matthew mientras la vieja y desgastada Europa quedaba atrás.

----- Fin de la historia----

Comentarios

  1. Vaya mierda de final...

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  2. Soy otro anónimo distinto al primero pero es que ese comentario ha sido muy bueno jajajajajajajaja

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