Costa Esmeralda

La Costa Esmeralda es una maravilla.
Cantabria tiene tres mares: el verde, por los bosques y las montañas, el azul, por el imperioso mar Cantábrico que lo baña, y el azul del cielo que lo ve todo.
Es un contraste impresionante el ver los campos resecos y amarillos y entrar en otro mundo. Un mundo con niebla, con nubes grises que hacen que el color verde se vea distinto y mágico. Durante mi estancia, la lluvia solo se presentó el primer día, y aún así, me dijeron que hay más de veinte tipos de verde en la costa cántabra. Claro que habrá verdes que solo puedan admirarse con la lluvia.
He recorrido pueblitos perdidos en mitad de la montaña, en los que no huele a polución, ni a fábricas, solo a madera y a rocío.

También hay lugar para la historia. He visto Laredo, el puerto de donde partió Juana La Loca para casarse y a donde llegó su hijo Carlos V para entrar en el monasterio, muchos años después. Me he imaginado a condes montados en sus caballos cansados y subiendo por los riscos, a las caravanas cargadas de comida para pasar el invierno en los pueblos más altos e inaccesibles...
Ha sido como estar en otro mundo.
Más tarde o más temprano, volveré a visitar este mundo de nuevo.



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