La teoría de Delilah 1.3

No nos hemos detenido en hablar de los seres que habitan el hospital. Puede parecer que viven allí siempre y que están mimetizados con las puertas y las paredes, pero en realidad no es así.
Lo que veía Delilah todos los días la hacía creer que estaban allí siempre, como ella, y que no tenían vida ni respiración fuera del feo hospital.
Eran pocos seres, pero se llevaban bien y hablaban de cosas, más que la mayoría de los lugares de trabajo de la actualidad. ¿Importan los nombres? No lo sé, de todas formas, conoceremos uno por uno a los seres del hospital otro día.
Había otros seres que cuidaban de Delilah cuando Rebecca no estaba, pero Delilah solía estar durmiendo casi siempre y no recordaba sus caras ni sus olores. Delilah dormía cuando entró una llamada urgente al hospital, comunicando que su madre vendría a por ella a la mañana siguiente con un informe de Servicios Sociales en la que la autorizaban para cuidar de su hija Delilah. La niña no se despertó, pero esa noche soñó con Rebecca y un parque con mucho Sol y muchos patos caminando. Delilah nunca había visto un pato, sólo por las fotos de los cuentos que le contaba Rebecca y la otra señora por las tardes.
A unos quince minutos caminando de allí, Rebecca limpiaba un cuarto vacío que usaba para nada al ritmo de Marvin Gaye. Las paredes eran rosas.

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