La teoría de Delilah 1.4

Rebecca es una persona metódica, que le gusta tener todo planificado con días o incluso semanas de antelación. Sus vacaciones, la compra de su piso, hasta miraba varias veces la ropa que se iba a comprar antes de decidirse. Lo que no sabía es que hoy, cuando iba camino del hospital como todos los días, tenía que tomar una decisión impulsiva.
No tendría tiempo para pensar en las consecuencias, era actuar ahora o nunca. Pero hasta que llegue ese momento Rebecca compró en un kiosko un coleccionable de Disney que formaba una vajilla de princesas (comprando muchos números, claro está) para Delilah.
Llegó al hospital y se puso el uniforme, no había desayunado como siempre, prefería esperar a la hora de la comida y pegarse un atracón.
- Baña a la niña, Beck, su madre viene a por ella.- El médico residente parecía afligido.
- ¿Qué dices?
- La madre de Delilah se ha dado cuenta de que puede cobrar una pensión mensual por tenerla a su cargo, he visto sus informes y está rehabilitada.- El médico se iba enfadando por momentos.- Aunque el médico que le firmó el alta se debió acostar con ella para hacerlo, es un hijo de puta.
- No podemos entregar a la niña.- Rebecca estaba asustada.
- Es nuestro deber, Rebecca, no somos una ONG ni quedarnos a todo el que se merezca una vida mejor.- Se marchaba, pero se dio la vuelta y le dijo.- Esa niña... joder, se merecía todo lo bueno del mundo, ojalá pudiera hacer algo, de verdad.
Rebecca bañó a Delilah sin hablarle, siempre le contaba lo que había visto en la tele la noche anterior o cómo estaba el parque esa mañana. La niña se dio cuenta y mientras la bañaba llamaba su atención con sus bracitos, por lo que, cuando estaba limpia y con un vestido nuevo que habían recogido de la Iglesia, Delilah también estaba triste.
Después de darles el desayuno a los seres enfermos del hospital, Rebecca se encerró en el baño y se sentó en el suelo. Estaba muy nerviosa, no sabía que podía hacer. Si al menos tuviera tiempo para pensar tomaría una mejor decisión. No había tiempo, la "madre" llegaría esa misma mañana. "No somos una ONG", el médico tenía razón. Pero no podía verse a sí misma pensando "mala suerte" mientras decía adiós a Delilah con la mano.
Rebecca no era un modelo de conducta a seguir, no quería acoger a todos los seres enfermos del hospital, sólo a Delilah, ella la había cuidado cuando no podía dormir y vomitaba la comida; hasta el cuarto rosa iba a ser para ella hasta que odiara ese color. Su cerebro tomó la decisión antes que ella, por descontado.
Salió del baño y se miró al espejo, iba muy maquillada para trabajar en un hospital pero a la gente le gustaba así, les alegraba un poco.
- Puede que después de hacer esto no pueda volver a mirarme a la cara.

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