La sangre manda





La tierra en la que uno nace puede convertirse en tu familia si nunca has tenido una propia. Te acoge como una madre, juega contigo como un hermano y te protege como un padre. Además, si esa tierra maravilla tus ojos cada mañana y ensancha tus pulmones cada vez que sales a la calle, se hace muy difícil separarse de ella.

Aunque sea para reunirte con tu verdadera familia.

Evangelina creía oír romperse su corazón la última vez que giró la cabeza y vio, por la ventanilla del coche blindado, el paisaje de su infancia.

Fabrizio le había prometido que su vida no corría peligro, y ella le creyó. A fin de cuentas, las manos de ambos estaban manchadas de sangre.

Se acomodó en el asiento trasero del coche y cerró los ojos.

Sonrió al recordar que se había dejado el vestido rojo encima de la cama, su favorito, el que su abuela siempre le decía que tuviera cuidado cuando lo llevase puesto.

Como aquella mañana en la que descubrió todo, el vestido rojo estaba presente.

**

Evangelina se recogió el pelo y se puso el vestido para ir a hacer la compra a sus abuelos. Acostumbrada como estaba a pasear por Siracusa y a hablar con la gente que la saludaba, apenas se percató de que un coche negro, grande y pesado, pasaba muy despacio junto a ella. Una mano con manchas producidas por la edad bajó la ventanilla del asiento del copiloto e inmediatamente volvió a subir el cristal. El coche siguió su rumbo a las afueras del pueblo mientras Evangelina se cambiaba de brazo la enorme bolsa de naranjas que había comprado.

El mismo coche negro estaba aparcado enfrente de la puerta de casa de sus abuelos. Siracusa había crecido mucho durante los últimos años, por lo que Evangelina no le dio importancia. Algún vecino tendría una visita importante, pensó.

Empujó con la pierna la pesada puerta de madera de la entrada y dejó caer la bolsa de naranjas al suelo. Dos hombres trajeados estaban de pie mirando hacia el interior de la sala de estar. Escuchó los sollozos de su abuela.

—¡Fuera de mi casa!

Los dos hombres giraron la cabeza al unísono. Uno de ellos, el más maduro, abrió la boca, parecía que estaba viendo un fantasma. El otro se limitó a meter su mano derecha en el bolsillo.

—Niña, pasa —la voz de Tonio, su abuelo, la tranquilizó.

Airada, Evangelina entró en la habitación. Su abuela tenía la cara apretada contra el delantal, pero se la descubrió cuando la escuchó entrar. La luz mortecina de la tarde destacaba aún más las arrugas de la cara de Tonio, que le hizo un gesto para que se sentara. Un hombre viejo, con una barriga enorme y un anillo de oro en el meñique izquierdo estaba sentado en el sofá.

—Querida, al fin. Después de tantos años. Disculpa que… —Tardó una eternidad en levantarse—. Haya venido sin avisar. Tenemos que hablar de muchas cosas, Evangelina. Soy Tomassino.


—Don Tomassino, ¿es usted? No lo había visto desde que era una niña, recuerdo que me iba a llevar a…

—Sí, señorita Corleone, pero los planes se torcieron. Tuve que desaparecer un tiempo, pero veo que no le ha faltado de nada, ¿me equivoco?

—Mis abuelos me quieren y me cuidan mejor que lo hará mi padre en toda su vida —dijo Evangelina airada—. Y bien, ¿qué le trae por aquí?

Los dos hombres de la puerta se revolvieron inquietos, no estaban acostumbrados a que una chica de quince años plantase cara a su jefe.

—Tiene el mismo descaro que su abuelo, querida señorita. Permítame, por favor, que le cuente que… Don Michael Corleone no desea verla.

Evangelina palideció. Conocía el motivo por el que su padre la abandonó siendo un bebé y se fue a América solo. Lo engañaron, diciéndole que su hijita había muerto en la explosión junto a su madre, Apollonia. Durante toda su vida esperó a que su padre viniera a por ella, pero en el camino se encariñó de Tonio y Carlota, sus abuelos y los que la habían criado, en definitiva. Odiaba a Michael sin conocerlo, y es que, ¿qué padre no mueve cielo y tierra para tener a su hija consigo?

Es cierto que hay cosas que a una niña se le escapan. Nunca tuvo un numero de teléfono para hablar con su padre ni una dirección a la que escribirle. Don Tomassino siempre decía que era casi imposible acceder a la familia Corleone.

—¿Aun para mí, para su hija? Usted siempre me ha dicho que me parezco mucho a él.

—Y ahora que has crecido todavía más. Por el momento, todavía no puedo ponerte en contacto con él. Las cosas en América están cada vez peor y tu llegada sería un frente abierto más. Debes entenderlo, la vida no es fácil.

Con el rabillo del ojo, Evangelina vio cómo uno de los hombres de la puerta miraba avergonzado hacia abajo. Rondaría los cincuenta años, pero se conservaba fuerte. Tumbaría a su compañero más joven de un puñetazo.

Inconscientemente, Evangelina supo cómo actuar. No los conocía de momento, pero la sangre de los Corleone corría por sus venas y, bueno, siempre fue una familia un tanto peculiar. Apretó con cariño las manos de don Tomassino.

—Confío en usted. Sé que quiere lo mejor para mí y que conoceré a mi familia cuando sea seguro para todos. No quiero que suceda ninguna desgracia.

—Yo tampoco. ¿Podría beber algo? En esta tierra cada vez hace más calor.

—Le traeré agua del botijo, está fresca.

Cruzó por delante de los dos hombres y pidió al más mayor que la acompañase. Ella misma no se reconocía, pero ya no era tan pequeña como para conformarse con la primera mentira que le soltasen.

—¿Cómo se llama?

—Fabrizio, señorita Corleone. Para servirla —sonrió.

—Quiero conocer a mi padre. Y sé que puedo, ese hombre sólo ha dicho mentiras. No me creo que…

—Don Tomassino no ha dicho nada de tu existencia a don Michael en todos estos años —susurró—. No le interesa a estas alturas. Perdería la confianza de todos. Deberías haberte ido a América hace muchos años y por su incompetencia sigues aquí.

Evangelina lo miró a los ojos. Moriría de miedo si debía dejar su casa, pero esta situación ya era demasiado extraña. Por primera vez, temió por la vida de sus abuelos.

—¿Cómo sé que puedo confiar en ti? —le preguntó.

—Por la misma razón que me ha escogido para que le ayude.

Don Tomassino y sus hombres se fueron y Evangelina y sus abuelos los despidieron desde la puerta. No estaba mal visto por los vecinos que uno se codease con gente importante, por lo que se demoraron unos minutos más.

—No me gusta lo que veo en tus ojos, querida —comentó Carlota, ya dentro de la casa. Estaba abriendo todas las ventanas, esos hombres podrían ser muy peligrosos, pero su mezcla de perfumes era agobiante.

—Estoy bien, abuela. Te quiero mucho, ¿lo sabes?

—Ni se te ocurra decírmelo otra vez. Parece que te estás despidiendo. Al final la sangre sale hasta de debajo de las piedras, qué maldición de país.

—Yo no lo veo así —dijo Evangelina despreocupada—. Es la sangre la que hace la tierra, ¿no? Más rica será la tierra.

—Deja de decir tonterías y ve a ayudar a tu abuelo con la cena.

Carlota se quedó sola y al fin pudo rezar en silencio. Veía los acontecimientos que sucederían sino al día siguiente, en las próximas semanas. Evangelina era fuerte, quizá demasiado, y no tenía miedo a nada. También sabía que era más peligroso para ella irse que permanecer con ellos, por mucho que le doliera en el alma.

**
Evangelina levantaba pequeñas nubes de arena con sus zapatillas. El camino a esas horas de la mañana estaba vacío y el Sol abrasador no ayudaba a tener un paseo agradable. Sin embargo, a ella le apeteció salir, dio a su abuela un beso en la mejilla y cerró la puerta canturreando.

Se imaginaba a su padre, quizá a Vito, su abuelo, no sabía si seguía vivo o no. Su intuición le decía que su padre la iba a querer muchísimo, aunque tuviera otros hijos. Hasta, en un recorrido inusual de su mente, se imaginó bailando con su padre el día de su boda.

Continuaba cantando en voz baja por lo que le pasó inadvertido el ruido del motor del coche a su espalda.

El frío del cañón en su sien izquierda la devolvió a la realidad, dejando sus piernas como dos columnas de piedra.

—Lo último que necesita el mundo es otra sucia Corleone —Don Tomassino estaba frente a ella, fumando un apestoso puro, con Fabrizio a su lado apuntándola de frente—. Marco, acaba con ella.

Las manos de Evangelina comenzaron a temblar, no podía gritar y empezó a sollozar a su pesar.

—¿Por qué me va a… matar? Yo no he hecho nada.

—Si Michael se entera que has estado viva todo este tiempo, mi muerte será más dolorosa que la tuya. Tenía la esperanza de que fueras para mí y que vivieras callada toda tu vida en este sitio.

Fabrizio asintió levemente con la cabeza y cambió la dirección del cañón de su pistola. Evangelina metió la mano en el bolsillo trasero de sus vaqueros y sacó una navaja, rajando el brazo de su captor. Marco gritó de dolor y bajó el arma, que cayó al suelo. Evangelina la recogió y lo apuntó a su vez. Pero fue Fabrizio el que disparó.

—No me robarás a mi hombre, sucia bastarda —Don Tomassino sudaba y parecía que su barriga se iba a caer de un momento a otro—. Fabrizio, mueve el culo. ¡No podemos estar aquí toda la mañana!

Evangelina se permitió un momento para mirar a los ojos de Fabrizio, que rebosaban dignidad. Sabía que la vida de su jefe estaba en el tenso dedo que presionaba el gatillo de su pistola. También su vida misma, una desviación de centímetros acabaría con la hija de Michael Corleone.

—Sólo un gusano impediría que una hija conociera a su padre —Disparó a la sien de Don Tomassino.

Su enorme cuerpo rebotó en el suelo levantando una nube de polvo. Evangelina pudo soltar la pistola y la navaja por fin y gritar. El estómago le daba vueltas. El calor sofocante tampoco ayudaba y las primeras moscas empezaron a zumbar alrededor de los muertos.

—Tenemos que irnos. Alguien habrá escuchado los disparos y no quiero que nos vean aquí. ¿Qué ocurre, señorita?

—No sé si… ha valido la pena. Si me rechazan será como si me asesinaran. No… puedo irme.

—No lo harán. No sabes la ilusión que tenía tu padre puesta en ti. Estaban esperando los papeles para que pudieras irte a América con ellos antes del accidente. Decía que ese gran país se le quedaría pequeño a la ragazza Evangelina. Y es que no parabas de llorar, tan fuerte, que…

Fabrizio siguió hablando mientras se alejaban de la escena, Evangelina cogida de su brazo. Partirían a Nueva York esa misma tarde en cuanto comprasen los billetes.

Evangelina subió al coche con Fabrizio, sabía que no podía despedirse de sus abuelos y el estómago se le encogió un poco más. Lo entenderían, ya no era inocente y una vida distinta la llamaba.

Sin embargo, no pudo evitar preguntarse: ¿por qué los Corleone no habían elegido llevar una vida normal y corriente?

Porque los habrían exterminado a todos al instante, al final mi abuela tenía razón, la sangre sale de la tierra.

Evangelina se recostó en el asiento mientras preguntaba a Fabrizio cómo era montar en avión.
FIN

***
Este relato cumple con el objetivo número 2 (relato basado en una canción) del #OrigiReto2020.
Para el título he escogido el nombre del nuevo libro de Stephen King, por aquello de no saber qué título poner.
Esta cuarentena he visto la saga del Padrino al menos tres veces y quería escribir algo sobre ello. Espero que los que no la hayáis visto no os haya resultado aburrido.

Objetivo Cuentos y leyendas: 6) Caperucita Roja.
Objetos: 10) Arena y 20) Botijo
1950 palabras. 3/6 objetivo personal.
Medallas: 3/3 Rosa insolente.
2/3 Giratiempo

Para más información sobre el #OrigiReto2020, podéis pinchar aquí o aquí




































Comentarios

  1. ¡Hola! Todavía no había leído ninguno de tus relatos este año y ya iba tocando, así que te comento.
    Aunque solo he visto las pelis de pasada lo cierto es que creo que he cogido muy bien el hilo del relato. Me parece un acierto la esctructura del mismo, poniendonos la miel en los labios para luego ir desgranando la escena que nos lleva, de modo envolvente, al punto de partida. Me gusta la escena que cuentas y gracias a la descripción concreta y directa casi puedo verla como si fuera una película.
    Sin duda el carácter de Evangelina hace honor a su apellido, a pesar de no haber bebido de sus rutinas a lo largo de su vida. Supongo que ahí está el verdadero sentido del título. Y como lo que ha hecho Don Tomassino está muy feo me parece justo el castigo que recibe. Creo que narras muy bien la escena de acción.
    He visto alguna cosilla por ahí: "era casi inaccesible acceder a la familia..." me suena cacofónico, yo sustituiría ese "inaccesible" por "imposible" o algo así.
    Lo mas interesante de la historia es la relación que nace entre Fabrizzio y la adolescente... estaría bien que este relato tuviera una secuela para ver a donde nos llevas con eso.
    ¡Felicidades por un interesante relato!

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    1. Hola Yarcko!
      Me alegra que hayas visto el relato como si fuera una película porque así es como quería que se viera, tanto para la gente que conozca el Padrino como la que no.
      El caso es que no he contado lo que quería contar xD al final este relato se me ha pasado de palabras, pero ESA escena no está. Veré si lo puedo encajar con algún objetivo si no lo escribiré igualmente y lo subiré. Si lo contaba tal y como tenía pensado quedaría bien sólo en mi cabeza, sin contexto ni nada, y como que no jajaj
      Le di muchas vueltas a la muerte de don Tomassino, quería que fuera creíble y demostrar a la vez el carácter de Evangelina, y lo cambié muchas veces hasta conseguir esta. Veo que te ha gustado :)
      Voy a cambiar la palabra que me has dicho, gracias por el apunte!
      Un saludo y nos leemos :)

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  2. Una narración muy cinematográfica, o al menos, para quienes hemos visto El Padrino y otras similares, has pintado muy bien las escenas con la forma habitual de hacer la cosas... las cosas nostras, por hacer el chiste, jaja.

    Solo que, en la escena del ajuste de cuentas, ha quedado un tanto confuso si Fabrizio dispara en un momento o no. Quiero decir, que parece que dispara porque lo dices, y ya te imaginas al capo muerto a su lado, pero sigues narrando y ves que no. Lo mata unas líneas después. A lo mejor ha sido cosa de recortar o editar para ajustar. No sé.

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    1. Hola y gracias por tu comentario :)
      Sí, este relato lo he visto como una película, hasta tengo una imagen de la chica en la cabeza.
      Volveré a revisar esa escena, mi cabeza me lo iba diciendo pero claro, faltaría escribirlo xD. Tuve que cambiarla varias veces porque no me convencía mucho así que seguro fue por eso, gracias por darte cuenta.

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  3. Buenas noches

    Bueno, pues acabo de leer el relato. Hace mucho tiempo que vi las películas y hay personajes que no recuerdo. A Evangelina no la recuerdo, por ejemplo, pero a don Tomasino, de ese sí me acuerdo.

    Me ha gustado como reproduces muy fielmente el ambiente de las películas y me resulta curioso que Fabrizio y Evangelina acaben conchabados. No lo vi venir: quizá se conocían de antes.

    En todo caso, muy buenos el relato y la canción en que se basa.

    Un saludo.

    Juan.

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    1. Hola Juan,
      Evangelina no existe, la he creado como una posible hija entre Michael y Apollonia, de cuando él tuvo que irse a Italia. Me daba que pensar que su amor con Apollonia terminase ahí y él volviera a América como si nada, de ahí mi invención. La verdad es que hubiera sido un giro a la historia interesante.
      Fabrizio y Evangelina no se conocían, es intuición de ella. Como si supiera en quién tiene que confiar.
      Me alegra que te haya hecho pasar un buen rato :)
      Nos leemos!

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  4. ¡Buenas!
    Vi la saga del padrino bastante tardiamente y me costaba seguirla por la cantidad de personas que aparecen, así que tenía miedo de perderme con tu relato, pero por suerte no ha sido así, ya que no usas (gracias a dios) tantos personajes como la saga original.

    Se nota que la prota que has creado es una Corleone, jaja, no se iba a quedar quieta esperando a que otros decidiesen su vida. Faltaría más xD

    Me ha gustado sobre todo que Evangelina haya confiado en la persona indicada y todo haya salido bien al final, porque la que se podria haber liado no era pequeña.

    Estaría bonico ver el reencuentro de padre e hija pero lo tendré que imaginar jeje. Por cierto ¡ya decía yo que me sonaba el título, era por el libro de SK que lo he visto por tuiter hace poco!

    Un abrazo!

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    1. Hola Stiby!:
      No hay nada que me cueste más que poner un título xD. Así que pensé que el nuevo libro de King le venía bien a este relato.
      Hasta que no la vi un par de veces no me aclaré bien con la historia del Padrino y como quería que se centrara en Evangelina, no quería poner más personajes de los necesarios. Le di muchas vueltas y en una de ellas Evangelina lo "resolvía" sola, pero no me pareció creíble, y más ella que no tenía experiencia. Así que si te ha gustado me alegro mucho.
      Muchas gracias por pasarte y un abrazo :)

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